Llegó el día de Navidad, la época de reencuentros con familiares y amigos. Los días especiales para compartir y demostrar los afectos. Pero este año, la cuarentena y el confinamiento cambiaron la dinámica de las relaciones familiares y sociales.
Con la tradición de compartir la cena navideña, destapar los obsequios y disfrutar de la compañía de los seres queridos se cambió a otra manera de compartir.
Los marabinos expresaron diversas emociones sobre cómo se sintieron en estas navidades marcadas por la crisis económica, el confinamiento y la ausencia de los seres queridos.
Nostalgia decembrina
Ante la pregunta ¿cuál es la última Navidad “tradicional” que recuerdas?, queremos reflejar algunas opiniones sobre estas celebraciones atípicas que se viven en este contexto de cuarentena y distanciamiento físico.
“Creo que es diferente, pero probablemente tenga en común esa opinión con muchas otras personas”, comentó Gina Romero.
“No fue la pandemia la que nos quitó el compartir familiar navideño, creo que primero fue la diáspora proveniente de la crisis y la pandemia nos hizo más conscientes de ello”, aseguró.
“Puede que en el extranjero se sintió un clima distinto, no tanto de unión y familia, porque no pudieron reunirse por Navidad, pero acá hace mucho tiempo pasamos esa tristeza”. La joven expresa que desde el 2016 su familia no está completa.
“Una buena parte está regada por Colombia, otros tantos en Perú y un par de primos regados en Chile. La pandemia no cambió eso. Toca aceptar lo que no puedes controlar y trabajar con eso”.
En su caso cuenta que este año no hubo cena. “Tenemos un gran almuerzo para el fin de año y haremos video llamadas con los que están afuera. Porque a esa hora hay transporte público y es más fácil movilizarse por la ciudad que en la madrugada del primero de enero”.
Una Navidad “extraña”
Por su parte Manuel Vivas comenta que para él fue “una Navidad extraña. En mi familia hablamos al respecto: La crisis continúo y aparte llegó la pandemia”.
Vivas admite que para él el ambiente navideño está relacionado con encuentras y comida. “Este año el compartir estuvo limitado por el virus y la compra de alimentos también limitados por los altos costos”, señala.
“Conozco mucha gente que no solo la está pasando mal económicamente y no pueden hacer sus rituales navideños como de costumbre, sino que también tienen algún familiar enfermo”.
Es un sentimiento agridulce, asegura. “Yo estoy con mi familia este diciembre, estamos bien de salud pero por otro lado el ambiente decembrino no es el acostumbrado y es inevitable pensar en el por qué”.
Abrazo virtual
A pesar de todo, los marabinos se las ingenian y reemplazan tradiciones, crean nuevas costumbres. Pero la idea es siempre la misma: no dejar perder la alegría de las navidades.
“Todo se atascó en marzo y se siente como si no hubiese avanzado el tiempo. Los que seguimos aquí nos juntamos y tratamos de sentirnos en casa, aunque si el hogar es dónde está tu corazón, tenemos el corazón dividido en muchos países”, acota Gina Romero.
Hay un sentimiento de que esta Navidad se siente como otro día más, muy poco “tradicional” y no como lo especial que solía ser para todos.
“De estas situaciones adversas siempre sale algo bueno y hay que aprovechar cada momento positivo que se nos presente”, comenta otra persona consultada.
Otros coinciden en que este año es una experiencia y que cada quien la afronta como mejor puede.
“Trabajar y hacer todo lo que esté a nuestro alcance para seguir adelante a pesar de las circunstancias es lo que nos queda”.
Con familias distanciadas, amigos y afectos que se marcharon, la Navidad se vive a través de una pantalla, con un abrazo y un brindis virtual.
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