viernes, noviembre 29, 2024
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Asistencia humanitaria en acción: obras que salvan vidas en el Zulia

Faciu, Azul Positivo y el Hogar Clínica San Rafael son organizaciones de la sociedad civil que salvan a las comunidades vulnerables del Zulia en materia de salud y seguridad alimentaria.

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El escenario de una obra en la que nunca se cierra el telón mide 20 metros cuadrados. Educación, motivación, insumos, medicamentos y un par de oídos está atento a todo el que lo necesite.

La acción marca la pauta en la Fundación de Apoyo para Personas con Colostomía, Ileostomía y Urostomía (Faciu), una iniciativa social orientada a ayudar a los pacientes con ostomía, quienes llevan un estoma en el abdomen (abertura quirúrgica) que permite la salida de las heces o la orina. Este es su lugar seguro. Es un espacio para recibir.

Su fundadora Maryory Chourio sabe bien qué implica llevar una bolsa receptora de desechos corporales; la usó por 4 años tras una complicación por un tumor en sus ovarios que afectó sus intestinos. Cargó con el peso de 10 cirugías, largas hospitalizaciones, dolores, desnutrición, hipocalemia, quemaduras, problemas de habla y un sinfín de dificultades que pueden derivar de esta condición médica temporal o permanente.

Digerir su realidad fue una hazaña. Volver a sonreír parecía una utopía. Quería respuestas, pero no las encontró afuera. Buscando ayuda, descubrió que ella sería la encargada de darla. Creó un grupo de Facebook que hoy es una comunidad de apoyo con más de 18 mil miembros de todo el mundo que comparten consejos, además de sus historias de superación y resiliencia.

A sus 43 años, Maryory habla como una experta en esta materia. Se encarga de educar a los pacientes y a sus familiares ―a través de charlas, conferencias y asesorías― sobre los diferentes tipos de ostomías; procedimientos quirúrgicos que conectan partes del sistema digestivo con la pared abdominal. Esto incluye la ileostomía, que desvía el contenido del intestino delgado, y la colostomía, que lo hace con el intestino grueso. Así como la urostomía, una intervención que redirige la orina a través del intestino cuando la vejiga no funciona adecuadamente.

Una lámina explicativa e, incluso, un maniquí ‘ostomizado’ exhibidos en el módulo de Faciu sirven como apoyo para que el proceso quede claro.

Las primeras pisadas de Faciu

En el Hospital Adolfo Pons de Maracaibo, considerada la segunda ciudad de Venezuela, Chourio vivió su proceso de recuperación desde su primera operación, en 2012. Allí, empezó a aprender y, sin darse cuenta, se convirtió en un puente de generosidad.

“Siempre hablaba con los demás pacientes. Quienes se recuperaban me entregaban las bolsas. Cuando alguien fallecía, su familia me daba los insumos. De esta forma, comenzó el compartir y todos, de alguna manera, se motivaban para apoyar”, cuenta desde la sede de su centro, único en el país con este objetivo y miembro del Clúster de Salud de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), una red de organizaciones que trabaja en el área de la salud pública y que coordina esfuerzos para salvar vidas en el contexto de la emergencia humanitaria compleja decretada en Venezuela desde 2016.

Las medicinas, los insumos, los equipos médicos especializados, los materiales quirúrgicos y los alimentos proteicos están apilados en un pequeño espacio dentro de su oficina, frente a una camilla que sirve para que Maryory ―que quiere estudiar enfermería― haga las revisiones a las personas con bolsa recolectora, les enseñe cómo hacer los cambios y los cuidados que deben tener.

En el área contigua, en un estante, están ordenadas varias muñecas de trapo hechas por dos pacientes. Miden unos 15 centímetros, tienen vestidos bien tallados, zapatos, gorros y un accesorio especial: una bolsa de ostomía. Las venden en 10 dólares como parte de las actividades de autogestión y, al mismo tiempo, para lograr que los niños con esta condición puedan sentirse identificados.

Un acompañamiento integral

En total, 630 personas han sido beneficiadas por este proyecto desde hace una década, en el estado Zulia y en otras regiones del país. Dentro de este conteo, 300 se encuentran activas. La mayoría es remitida desde los hospitales públicos de la región, pues la Farmacia de Alto Costo del Instituto Venezolano de los Seguros Sociales no provee a los pacientes de estos artículos.

Dependiendo del tipo de ostomía y de las condiciones de salud, una persona podría  gastar 50 dólares semanales para costear su equipamiento, como mínimo. Ahora, si presenta lesiones en la piel o diarrea, por ejemplo, el costo podría ser mucho mayor.

Según datos aportados por Faciu, para el primer semestre de 2024, la mayor incidencia de ostomía se presenta en hombres, más del 62 % de los casos. La población más afectada tiene entre 41 y 60 años. Se registra un aumento en los casos de niños de entre 0 y 10 años; una cuarta parte de los nuevos ingresos pertenece a este grupo etario.

Jean Carlos Duarte, de 41 años, es favorecido por Faciu desde 2021. Llega a la institución en medio de una mañana lluviosa a retirar su kit de ileostomía. “Sé fuerte”, dice una pequeña nota que acompaña el donativo, es parte de los refuerzos positivos en los que la organización tanto insiste. “Al principio, me costó mucho adaptarme y hablar en los demás; pensé que me iban a rechazar. Aquí me siento muy bien, Maryory es muy especial, está al 100 % para todos”, expresa.

De hecho, como parte del acompañamiento, está habilitado un grupo de apoyo de WhatsApp. La plantilla también dispone de sesiones presenciales intermensuales. “Muchas veces, la gente solo necesita ser escuchada. Cada uno, desde su experiencia, puede aportar soluciones. Siempre contamos con el respaldo de la Fundación Rehabilitarte para el tratamiento psicológico en los casos que lo ameriten”, explica Maryory.

La canalización de donativos, los bazares, las charlas, las alianzas, la gestión de redes sociales y la atención al público son otras de las tareas que, con mística, completa en sus jornadas. Su hija la ayuda con el inventario, la farmacia y el registro, mientras que su esposo la apoya con el transporte de las donaciones.

Dentro de las comunidades, promueve jornadas médicas generales. Los vecinos del sector Cañada Honda, al sur de la ciudad, donde se ubica su sede, suelen llevar sus récipes para recibir fármacos o materiales porque saben que el canal de colaboración siempre está abierto.

En la filosofía de Faciu destacan la inclusión, la desestigmatización y el empoderamiento de las personas con ostomía o enfermedades digestivas crónicas. El sueño de Maryory es convertir su fundación en un centro de atención integral con consultorios, espacios de formación y áreas de esparcimiento.

La ostomía es una oportunidad, la bolsa un salvavidas. Faciu, un aliado para redefinir esta experiencia.

El impacto de la gestión humanitaria

Un circuito de salud perfectamente sincronizado está instalado en un salón rudimentario del barrio Curarire Paraíso Norte, una zona vulnerable de Maracaibo. Los médicos de la Fundación Acción Zuliana por la Vida (Azul Positivo) simularon un consultorio médico en apenas unos minutos. Una camilla móvil, un parabán, pesos pediátricos, una cinta métrica, medicamentos: la locación está lista para la jornada de atención primaria para niños.

Afuera, en un estrecho pasillo, esperan 58 infantes con sus mamás. Daniel Páez es médico y está a cargo de la sensibilización, que consiste en conversar con la comunidad favorecida sobre las patologías que le aquejan, recomendaciones para su tratamiento, medidas de higiene y dudas más frecuentes.

La primera parada es el registro, peso y talla. La segunda, la consulta; tres médicos se fijan en cada detalle. La tercera estación completa el protocolo de atención: la farmacia. Sobre un escritorio están ordenados los fármacos para enfermedades agudas; antibióticos, desparasitantes, antialérgicos, cremas antibacterianas, inhaladores, esteroides…

Marleni Méndez sale de la cita con su niña de un año; está aliviada: “Mi hija tiene tos seca. Decidí traerla porque es más cerca. Ir a un hospital nos queda lejos y, a veces, no tenemos los pasajes. Recibió medicinas para el malestar”.

Su pequeña es parte de los más de 120 mil beneficiados por Azul Positivo en los 20 años que suma, haciendo un aporte de valor a los 21 municipios del Zulia, al igual que en el estado Falcón, que es otro de sus focos de acción desde 2022. En este último, abarca los municipios Miranda, Falcón, Colina y Buchivacoa.

“En la calle, nos encontramos con realidades complejas. Hay mamás y niños que acuden a las consultas en ayunas porque no tienen comida. Tratamos de traerles refrigerio para mantenerlos activos”, comenta Daniel, quien sale motivado a cada jornada, vestido con el chaleco gris que los identifica, preparado para dar, pero termina recibiendo el afecto de la comunidad que consigue aprender, protegerse y sanar gracias a esta gestión humanitaria.

Niños, niñas, adolescentes, hombres, mujeres, personas LGTBIQ+, trabajadoras sexuales, personas indígenas y personas privadas de libertad, sin distinción alguna, tienen la oportunidad de acceder a servicios sanitarios de calidad, de forma gratuita.

Johan León Reyes, su director fundador, cuenta que, inicialmente, esta fundación surgió para prevenir el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH), un problema de salud pública mundial que afecta a 39,9 millones de personas, de acuerdo con un reporte de este año de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Según cifras de la Onusida, para el cierre de 2023, unas 100 mil personas vivían con esta condición en Venezuela, de las cuales alrededor de 4 mil 200 eran niños, niñas y adolescentes. El organismo contabilizó 7 mil 647 nuevas infecciones; el 73 % corresponde a hombres (7 de cada 10) y el 27 % a mujeres (3 de cada 10). Esto sin contar los casos no detectados.

Azul Positivo encontró índices importantes de VIH en miembros de las etnias añú y barí de la Laguna de Sinamaica, al norte del estado Zulia, donde el 37 % resultó positivo a las pruebas rápidas que administran para detectar el virus.

La fundación presta el servicio de consejería, destinado a brindar asesoría a personas diagnosticadas. Abona la prevención positiva en el Círculo de Reflexión, todos los sábados, que sirve como grupo de apoyo para que sus miembros sepan que no están solos.

Partiendo de las demandas de la población, incorporó otras Infecciones de Transmisión Sexual (ITS), así como el trabajo en materia de salud sexual y salud reproductiva. Un equipo multidisciplinario de 66 profesionales, entre ellos médicos, abogados, psicólogos, trabajadores sociales, docentes y contadores, en conjunto con cinco voluntarios, ponen manos a la obra para promover espacios de reflexión, educación y protección ciudadana.

Puertas adentro, en la cartera de servicios que ofrece en su sede de Maracaibo, situada en el sector Cecilio Acosta, está la consulta de ginecología, que cuenta con ecografía, citología y colposcopía; este paquete puede sobrepasar los 100 dólares en una clínica privada.

Igualmente, coordinan esfuerzos de planificación familiar con la colocación de métodos anticonceptivos de larga duración, consultas prenatales y entrega de vitaminas a las embarazadas; en ocasiones, obsequian los kits de parto o cesárea.

La protección y el empoderamiento, una dupla infalible

Las víctimas de abuso sexual tienen a su alcance un refugio seguro para afrontar su experiencia con un respaldo psicológico, médico y legal. Se les asigna un PEP kit (profilaxis posterior a la exposición de riesgo) de última generación.

Mientras que los niños, niñas y adolescentes cuentan con programas de formación comunitarios que los proveen de herramientas para la vida. Chicos Brillantes se aboca a tratar temas de salud sexual, identificación de violencia, abusos, empoderamiento… En la misma línea, el programa Face aborda también las metas y proyectos de los jóvenes. Entre 2023 y 2024, se han atendido 465 niños, niñas y adolescentes en el programa de atención psicosocial infantil.

Las mujeres son protagonistas con un comité que tiene como norte empoderarlas, promoviendo la relación de solidaridad entre ellas, especialmente en la lucha por darles su lugar en la sociedad. Azul Positivo funciona como un ente de protección ante la violencia basada en género, considerada una grave violación a los derechos humanos.

“Ni sumisa ni callada, mujer valiente y empoderada”, reza una frase colgada en la pared de Acción Zuliana por la Vida.

Desde su acera, en el programa Hombres en Reflexión debaten aspectos de interés sobre sexualidad, autoexamen testicular, de próstata y machismo.

Dado su alcance y trayectoria, esta fundación comparte clúster con Acnur y, además, mantiene una sociedad con la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). Adicionalmente, tiene alianzas con el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH-SIDA y otras agencias de talla mundial, como el Comité Internacional de Rescate.

Azul Positivo es un punto de encuentro, un terreno de esperanza, donde el trato digno y el compromiso comunitario son los abonos.

La moda como servicio

Una novia compra su vestido de bodas en el hospital. No es lo común, pero la tienda es parte de un proyecto de recaudación de fondos para ayudar a personas de escasos recursos con atención médica, rehabilitación, cirugías y alimentación. Todo ocurre en el Hogar Clínica San Rafael (HCSR), un centro dirigido por la Orden Hospitalaria San Juan de Dios, en Maracaibo.

El reloj marca las 8:00 de la mañana y las voluntarias abren las puertas de El Ropero. Los exhibidores están repletos de trajes de gala, joyas, accesorios y calzado. Muchas de las prendas aún conservan sus etiquetas, algunas son piezas de diseñadores de moda. Están en perfecto estado; fueron donadas para una noble causa y se ofrecen a precios asequibles.

“Todos los días vendemos”, dice orgullosa una de las vendedoras, mientras organiza un perchero. Cada centavo que entra representa un aporte para salvar vidas.

Justo al lado, está Outlet, otra tienda de productos de segunda mano, a precios aún más bajos. Además de ropa casual y zapatos, se pueden conseguir artículos para bebés (juguetes, coches, esterilizadores de teteros…), adornos y vajillas. Ambos locales se mantienen activos hasta mediodía, de lunes a viernes.

Hacen desfiles de moda y tres ediciones anuales de Ábrete Clóset, un evento en el que venden productos de alta calidad y de marcas reconocidas; lo hacen tres veces al año.

Una institución de referencia en beneficencia

El Hogar Clínica San Rafael está de fiesta por su 70 aniversario. Comenzó en octubre de 1954 como un proyecto de clínica y capilla para la asistencia de niños. Es reconocido por prestar respuestas integrales de salud con la traumatología como su especialidad bandera. Dispone de odontología, oftalmología, terapias físicas, psicología, psiquiatría, laboratorio y acompañamiento espiritual a pacientes del estado Zulia e, incluso, personas del vecino país, Colombia.

Solo en 2023, registró más de 20 mil consultas externas, de las cuales 1.419 fueron exoneradas. Realizaron más de 400 intervenciones quirúrgicas y entregaron medicamentos a 701 pacientes, entre los que ahora se incluyen jóvenes y adultos.

“Tenemos tantos casos de niños que llegan en sillas de ruedas, los operamos y, después, los vemos corriendo. ¡Es una satisfacción muy grande! La sonrisa de un niño sano es nuestra recompensa”, expresa la gerente general de la institución, Janine Perozo.

Los programas sociales que emprende, con la ayuda de 45 voluntarios, un equipo de trabajo social, feligreses e instituciones privadas van sumando voluntades en esta misión diaria de solidaridad.

La olla hospitalaria, un milagro sobre la mesa

El rector de la Capilla Hogar Clínica San Rafael y coordinador de la Pastoral de Salud, padre Juan Padilla, enfatiza: “no podemos ser indiferentes ni darles la espalda a los más necesitados. Debemos movernos con obras concretas”.

Poniendo en práctica esta invitación, el recinto lleva adelante una olla hospitalaria que sirvió más de 58 mil platos el año pasado. Esta acción permite que las familias logren sortear la tormenta que viven a diario por conseguir los alimentos.

A propósito, en el último reporte de Seguridad Alimentaria en Maracaibo y Cabimas, de diciembre de 2023, la Comisión para los Derechos Humanos del Estado Zulia (Codhez) encontró que el acceso a los alimentos en los hogares sigue siendo ‘complejo y limitado’, pues gran parte no cuenta con los recursos económicos suficientes para costear cantidades adecuadas de comida de calidad y apropiada, según sus requerimientos.

En el sondeo, seis de cada 10 entrevistados afirma haber dejado de desayunar, almorzar y cenar entre tres y cinco veces a la semana. Siete de cada 10 disminuye el tamaño de las porciones de la comida entre cuatro y cinco veces por semana.

Con 81 años, Ángela Mache es parte de la estadística. Asiste cada jueves al auditorio de la clínica para recibir su almuerzo: arroz con pollo, bollito y una bebida proteica es la orden del día. Como este, reparten entre 180 y 200 platos semanales. Las nueve mesas del salón están llenas. Madres con niños, mujeres embarazadas, pero, en su mayoría, adultos mayores esperan escuchar sus nombres para llenar sus envases.

Al finalizar la repartición, la olla queda vacía. “Nunca sobra nada. A veces, tenemos que buscar otra paila porque también colaboramos con las personas que no están censadas”, explica uno de los voluntarios.

Yovany Mattiuzo, de 27 años, quedó conectado con esta experiencia desde el primer día. Comenzó a participar haciendo el servicio comunitario de la universidad, lo completó y se unió al equipo de voluntariado. “Es una actividad muy bonita. Ayudamos a muchas personas con necesidades y que muchas veces están solas”.

Esta olla solidaria entrega 50 desayunos a los niños que acuden a consultas médicas los martes. Las personas privadas de libertad en la estación de Polimaracaibo tienen asegurados entre 170 y 200 almuerzos cada viernes.

Las jornadas científicas y los potazos se suman al itinerario. El cronograma anual está cargado de planes para obtener más recursos y, de esta manera, poder multiplicar los resultados. El último Té Canasta sirvió para cubrir la cirugía de columna de un niño. Este procedimiento oscila entre 15 y 20 mil dólares.

En el camino, el Hogar Clínica San Rafael continúa dando pasos firmes para transformar historias con la hospitalidad, la caridad y el compromiso como instrumentos.

Junto con Faciu y Azul Positivo son tres fundaciones que no ceden ante los desafíos y le dan rienda suelta a la necesidad de ver a la comunidad gozando de una vida digna, plena en derechos.

Han encontrado en el servicio el máximo y mejor agente de cambio.

Asistencia humanitaria para transformar

Junto con Faciu y Azul Positivo, son tres fundaciones que no ceden ante los desafíos y le dan rienda suelta a la necesidad de ver a la comunidad gozando de una vida digna, plena en derechos.

“Las personas vuelven a tomar impulso para seguir adelante. Generamos luz a partir de las posibilidades que existen”, comparte Johan León.

Han encontrado en el servicio el máximo y mejor agente de cambio. Como lo sueña Maryory Chourio, “un lugar que permite redescubrir las capacidades más allá de las limitaciones para avanzar con dignidad”.

Este es el quinto reportaje que comprende la segunda temporada de Rostros de la Esperanza, un seriado de crónicas, promovido por Codhez y presentado en alianza con El Pitazo, para visibilizar historias que merecen ser contadas en el contexto de la emergencia humanitaria compleja en Venezuela.

Fuente: Codhez.

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