El Papa pide en la Vigilia traer esperanza mientras soplan «tantos vientos de muerte»

Su homilía fue leída por el cardenal Giovanni Battista Re durante la Vigilia Pascual en la basílica de San Pedro, donde participaron unos 6.000 fieles
Foto: EFE

El papa Francisco pidió a los fieles ser mensajeros de esperanza «mientras tantos vientos de muerte aún soplan sobre nosotros», en la homilía preparada para la Vigilia Pascual de este Sábado Santo.

Debido a que continúa recuperándose de su infección respiratoria, su mensaje fue leído por el cardenal Giovanni Battista Re, quien presidió la ceremonia en la basílica de San Pedro.

Aunque no ofició la celebración, el pontífice asistió brevemente antes del inicio para rezar ante la tumba de San Pedro y saludar a los peregrinos.

En la larga celebración de más de dos horas, en la que se conmemora la espera de la resurrección de Jesús y que inicia con la basílica totalmente a oscuras, mientras que poco a poco se va iluminando con la luz de las velas de los fieles y concelebrantes, el Re recordó que «el papa está espiritualmente con nosotros».

«Cuando sentimos aún el peso de la muerte en nuestro corazón, cuando vemos las sombras del mal seguir su ruidosa marcha sobre el mundo, cuando sentimos arder en nuestra carne y en nuestra sociedad las heridas del egoísmo o de la violencia, no nos desanimemos, volvamos al anuncio de esta noche: la luz resplandece lentamente incluso si nos encontramos en tinieblas», escribió el Papa en su homilía.

Francisco pidió «reproducir la Pascua en nuestra vida y convertirnos en mensajeros de esperanza, constructores de esperanza mientras tantos vientos de muerte aún soplan sobre nosotros».

«Podemos hacerlo con nuestras palabras, con nuestros pequeños gestos cotidianos, con nuestras decisiones inspiradas en el Evangelio», añadió el papa.

Instó a los fieles a con su vida ser presencia de esperanza para «quienes carecen de fe en el Señor, para quienes se han extraviado, para los que se han rendido o caminan encorvados por el peso de la vida».

Y también «para quienes están solos o encerrados en su propio dolor; para todos los pobres y oprimidos de la tierra; para las mujeres humilladas y asesinadas; para los niños que nunca nacieron y para aquellos que son maltratados; para las víctimas de la guerra».

La ceremonia, una de las más largas de la tradición y cargada de simbolismos, comenzó con la bendición del fuego en el atrio de la basílica y el encendido del cirio pascual. Después se produjo la tradicional procesión con la entrada de los concelebrantes en total silencio y a oscuras, y solo con las velas encendidas para representar la ausencia de luz tras la muerte de Jesucristo.

Solo después de que el diácono pronunció tres veces la frase ‘Lumen Christi’ (La luz de Cristo) se encendieron las luces de la basílica y comenzó la misa ante 6.000 fieles.

Esta larga ceremonia sigue la tradición de los primeros años de la Iglesia, la de los catecúmenos, los adultos que aspiraban a convertirse al cristianismo y, por ello, también se celebró la bendición del agua, y el cardenal Re bautizó a tres adultos.

¿Deseas recibir esta y otras noticias en tu celular? Únete a nuestro grupo de Telegram https://t.me/diariolaverdad y WhatsApp https://bit.ly/3kaCQXh, Además, sigue nuestro perfil en Instagram @diariolaverdad y en Facebook y Twitter @laverdadweb

Visited 148 times, 1 visit(s) today