El cardenal Baltazar Porras denunció este sábado que las autoridades le impidieron viajar hasta Isnotú, estado Trujillo, donde tenía previsto presidir una misa este domingo por el natalicio de San José Gregorio Hernández.
En un video publicado en su cuenta de Instagram, aseguró que él y otras cuatro personas con las que viajaba fueron bloqueados desde un aeropuerto en el estado Lara, donde permanecieron rodeados por un número significativo de militares armados.
“Creo que no es la forma de celebrar el ejemplo que nos deja José Gregorio y que sirva de reflexión absolutamente para todos, y que esto significa sencillamente un atropello”, afirmó.
El cardenal explicó que viajaba en un vuelo privado y que, por instrucción de los pilotos, hicieron escala en Barquisimeto debido a supuestos “vientos muy fuertes” en el aeropuerto de Valera, en Trujillo, que estaría cerrado hasta la tarde. Sin embargo, al llegar a Lara confirmaron que el aeropuerto de Valera estaba operativo y seguían llegando vuelos comerciales.
“Nos fuimos dando cuenta de que algo extraño estaba pasando. Logramos tener información directa de que el aeropuerto de Valera no estaba cerrado y que seguían llegando diferentes vuelos, pero llama la atención la militarización que se fue dando en el mismo aeropuerto de Barquisimeto”, indicó.
Decidieron entonces continuar por tierra hacia Isnotú, pero, según denunció, la fuerza pública les impidió salir del aeropuerto. “Tuvimos que volver en medio de un despliegue militar realmente inusitado, sin tener ninguna explicación”, relató.
El prelado agregó que esta situación se sumó a un aviso recibido la medianoche anterior sobre la presunta suspensión de un vuelo de la aerolínea estatal Conviasa con destino a Valera, el cual finalmente sí operó con normalidad.
Porras también aseguró que el Viceministerio de Asuntos Religiosos y Cultos se comunicó con la Conferencia Episcopal Venezolana para advertir sobre la “inconveniencia” de su presencia en Isnotú debido a supuestos disturbios.
“No hay una libertad de que el ciudadano pueda moverse de un sitio para otro”, denunció el cardenal, quien aclaró que no recibió agresión física, pero sí un silencio y órdenes de “superiores”. “Cuál es el delito que se ha cometido para que no pueda uno ir a cumplir con un deber religioso, un deber de celebrar y presidir una eucaristía”, cuestionó.
Fuente: EFE.
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