Vitalis revela 9 indicadores que definen la verdadera responsabilidad ambiental y social

“La responsabilidad social y ambiental ya no es un discurso accesorio ni un gesto reputacional. Es un compromiso con las comunidades, con la salud del planeta y con la sostenibilidad del propio negocio”, afirma Diego Díaz Martín, director de la organización ambiental venezolana

Foto: Agencias

Al cierre de 2025, el sector empresarial venezolano presenta sus informes de gestión, evaluando sus logros y proponiendo sus metas para el 2026. Sin embargo, muy pocas realizan un estudio profundo sobre la efectividad de sus planes de responsabilidad con el ambiente y la sociedad.

El pasado noviembre la cúpula empresarial venezolana y ONU-Venezuela realizaron un diagnóstico sobre el tema de la sostenibilidad en el que participaron 100 empresas.

Ese estudio arrojó como resultado que un 70 % de las empresas consultadas cuentan o están considerando una estrategia de sostenibilidad; un 50 % conoce los Objetivos de Desarrollo Sustentable (ODS), y un 67 % forma parte de estructuras gremiales activas.

Para Diego Díaz Martín, director general de Vitalis, organización ambiental venezolana con presencia en México y España que colabora con el sector corporativo en el desarrollo de estrategias ESG, cumplimiento ambiental y proyectos de impacto social, la responsabilidad  no puede reducirse a cumplir con lo básico.

“La responsabilidad social y ambiental ya no es un discurso accesorio ni un gesto reputacional. Es un compromiso con las comunidades, con la salud del planeta y con la sostenibilidad del propio negocio”, afirma.

Sobre la base de su experiencia en sostenibilidad empresarial, VITALIS propone un ejercicio de autodiagnóstico con nueve criterios esenciales para que las organizaciones evalúen su desempeño de manera honesta y estratégica:

  1. Reducir el impacto, no sólo medirlo

“Medir no basta; es indispensable actuar”, enfatiza Díaz Martín. La reducción de emisiones, la eficiencia energética y el uso responsable del agua son indicadores clave para avanzar en la economía circular.

  1. Cumplimiento ambiental y social

La sostenibilidad comienza con el cumplimiento de la normatividad. Actualizar permisos, auditorías y reportes ambientales debe ser el punto de partida para cualquier plan de acción.

  1. Responsabilidad en la cadena de suministro

Exigir prácticas responsables a los proveedores y acompañarlos en su mejora continua fortalece la coherencia corporativa. “La sostenibilidad debe ser coherente en toda la cadena”, sostiene el directivo.

  1. Valor compartido en las comunidades

La responsabilidad social es transformación, no publicidad ni greenwashing, por lo que generar capacidades locales y medir el impacto social de los programas comunitarios es clave para lograr resultados duraderos.

  1. Bienestar interno y equidad

El bienestar interno es sin duda uno de los indicadores más precisos de sostenibilidad, algo que implica equidad de género, inclusión y salud emocional deben estar presentes de manera tangible en la cultura organizacional.

  1. Ética y transparencia

Reportar avances con datos verificables, asumir errores y fomentar la diversidad en la toma de decisiones refuerza la credibilidad ante los grupos de interés, pues la confianza se construye con integridad.

  1. Innovación ambiental

“La innovación es un indicador directo de compromiso”, apunta Díaz Martín, por lo que incorporar tecnologías limpias y rediseñar procesos hacia modelos más sostenibles fortalece la competitividad y reduce el impacto ambiental.

  1. Integrar la sostenibilidad en la estrategia

La sostenibilidad debe formar parte de la agenda directiva, con recursos asignados y métricas claras, ya que, si la sostenibilidad no guía decisiones, entonces aún no es estrategia.

  1. Inspirar a otros sectores

Compartir buenas prácticas e inspirar a otros actores amplifica el impacto positivo de cada empresa, pues ser responsable también implica elevar el estándar del entorno.

La verdadera grandeza de una empresa no se define únicamente por sus cifras o resultados, sino por su capacidad para generar impactos positivos alineados con el bienestar y la protección del entorno. “La sostenibilidad no es perfección; es coherencia. No es utopía; es dirección”, concluye Díaz Martín.

Fuente: Nota de prensa

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