Aquí
Las mariposas, esas bellas especies multicolores volando el cielo, felices, libres y desenfadadas, coqueteando con las flores sin pedir ni dar permiso, aún andan dando aleteos por todas partes del planeta, regalando su alegría y espontaneidad incondicionalmente. A pesar de todas las dificultades existentes, vuelan ingenuas y desprevenidas, repartiendo su colorido natural. Aquí en Venezuela en cualquier lugar, cercano a árboles y vegetación, predomina una tipología espectacular, hecha para compartir y soñar con mejores mundos. Es una mariposita, demasiado sencilla, ligera, alegre y sutil, es amarillita y se asemeja a un fino pañuelo de exquisita seda, oloroso a jazmín, besado por el viento, diciendo adiós a seres amados e inolvidables.
En este territorio, todavía se encuentran mariposas amarillas en nuestro duro y severo acontecer. Afortunadamente las encontramos y disfrutamos con su dichosa presencia, sobre todo al constatar como habitantes trágicos de esta nación que en la actualidad la mayoría de países giran velozmente, intercambiando comercialmente centenares de productos médicos, alimenticios, científicos y tecnológicos, unificando mercados, sociedades y culturas a través de transformaciones y avances cotidianos, sociales, políticos y económicos, brindando cada vez más, mayor calidad de vida a los ciudadanos, mejorando a su vez las condiciones de acceso global y rompiendo paradigmas para el bienestar común.
En este país, todavía con estoicas maripositas amarillas, revoloteando despistadas el firmamento, las mismas de los cuentos y leyendas del gran Gabo, colombiano extraordinario, en el que la vida es un riesgo y una amenaza permanente con un sistema económico sin lazos de solidaridad entre los pobladores, enriqueciendo aceleradamente a los grupos de poder y gobernantes, encargados del robo descarado de las reservas públicas, condenando al empobrecimiento y mayor precariedad a una mayoría cansada de tanta escasez, usurpación de las leyes, violación de derechos humanos miseria y retraso socioeconómico.
La revolución roja rojita, constituye el punto de partida para el retroceso histórico venezolano,, acelerándose en estos dos últimos años, dándole un giro catastrófico y desgarrador a la toma de decisiones de las instituciones, comportándose como dependencias gubernamentales alejadas del servicio a la ciudadanía. Gracias a Dios todavía vuelan mariposas amarillas.