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En la Iglesia católica la Santísima Virgen María representa la obediencia y la entrega absoluta a la voluntad de Dios, es la madre de Jesús y la nuestra también; su veneración es a través de la oración e intercede por nosotros en las dificultades y tribulaciones naturales del ser humano y las gestadas en la sociedad.
El Papa Pablo VI, en el documento con que declaró a María, Madre de la Iglesia, afirmó que: “El conocimiento de la verdadera doctrina católica sobre María será siempre la llave de la exacta comprensión del misterio de Cristo y de la Iglesia” (Discurso de 21.XI.1964). Por ello, bajo su manto nos acogemos cuando la adversidad y la desesperanza llegan a las puertas del alma individual y colectiva.
Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá es una de las advocaciones con que se venera a la Virgen María en el catolicismo. Es la patrona y reina en varias localidades, entre ellas en Colombia, en la ciudad de Maracaibo estado Zulia en Venezuela, de la parroquia Bella Vista del estado Trujillo, en la ciudad de Caraz, en el Departamento de Ancash en Perú.
Por estos tiempos, en el mes de noviembre de cada año, los marabinos con fe católica elevamos la oración ferviente a nuestra Reina Morena, a nuestra Chinita para que interceda con amor filial ante el Padre Celestial para que las dificultades puedan ser canalizadas, las diferencias sean conciliadas, la discordia quede disipada.
Es un fraterno amor que nos une a los católicos desde el 18 de noviembre de 1709; es una fecha especial para pedir por la protección de Venezuela y sus habitantes, por los procesos que impactan en nuestra sociedad, por la Universidad del Zulia y su comunidad.
Vivamos con alegría, entusiasmo y fe este tiempo de veneración a nuestra Madre Santísima en la advocación de la Virgen de Chiquinquirá: Gloria a ti, casta Señora de mi pueblo bravo y fuerte que en la vida y en la muerte, ama y lucha, canta y ora.