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La emisión de un nuevo cono monetario por parte del BCV (Banco Central de Venezuela) no es la solución a la crisis de liquidez en el sector bancario, mientras no se logre abatir el cuadro hiperinflacionario que estamos viviendo que hace que el ciudadano demande más efectivo; así mismo el crecimiento a pasos agigantados de la economía informal, donde las transacciones se hacen efectivo, las tasas de interés reales negativas canceladas por los depósitos a plazo, lo cual anula las posibilidades de ahorro y las limitaciones para la entrega de efectivo por taquillas y cajeros automáticos, por la falta de dinero líquido en los bancos.
La escasez de dólares en el mercado nacional, para realizar las importaciones necesarias de bienes de consumo y capital, que obliga a los empresarios venezolanos a acudir a la frontera para adquirir sus inventarios y poder continuar su actividad económica empresarial, y cuyas transacciones mayoritariamente se hacen en efectivo, lo cual sin duda alguna termina devaluando nuestra moneda frente al peso colombiano y el dólar estadounidense, la crisis de liquidez en el sector bancario volverá a presentarse y acentuarse con mayor profundidad.
Ello sucede, porque la velocidad en la que crecen los depósitos a la vista que hoy representan el 82 % de la masa monetaria en la economía, es muy superior a la velocidad a la que aumenta la cantidad de monedas y billetes como componente también de la liquidez monetaria, representando hoy apenas el 4,5 %, pero para el 16/12/2016 solo representaba el 3,02 %, cuando lo ideal es que este indicador se ubique entre el 10 % y 20 %. De allí la estrategia del Gobierno en establecer un período de 72 horas para recoger los billetes de 100 que habían en el mercado, los cuales representan el 77 % de la piezas monetarias; alegando que vendría un nuevo cono monetario, que los mismos saldrían de circulación, y que luego solo serían recibidos en las agencias del BCV por un período de una semana, pero en realidad lo que tenía como fin el régimen era resolver el problema de iliquidez del sector bancario, que nos les permitía cumplir con la demanda de efectivo de los ahorristas o clientes a fin de año.
Pero la mala noticia para el Gobierno, es que no habrá valor nominal del dinero que permita resolver los problemas de liquidez en el sector bancario, porque cada vez es más baja la probabilidad de que un billete que salga de un banco sin importar su denominación, vuelva al mismo banco o a otro banco del sector; sino que el mismo se quedará en circulación en la economía, simplemente porque los agentes económicos preferirán mantener dinero efectivo en sus bolsillos que retornarlos a los bancos, debido a las limitaciones para el retiro en efectivo, y al aumento de demanda de efectivo por el incremento frecuente de los precios, que ahora con los billetes de mayor denominación la flexibilidad de las transacciones será mucho mayor y la portabilidad del dinero en efectivo será mucho más manejable, porque se requerirán de menos piezas monetarias por operación.