La mujer como defensora de los Derechos Humanos

Las mujeres constituyen la población más pobre del mundo y el número de mujeres que viven en condiciones de pobreza ha aumentado considerablemente en los últimos años

Madres, hermanas, abuelas e hijas. Así es casi siempre. Son mujeres las que deciden hacer la denuncia y son ellas las que suelen mantener la lucha por la justicia y contra la impunidad. Cofavic, de hecho, nace del esfuerzo y la persistencia de mujeres, casi todas familiares directas de víctimas de los sucesos de febrero y marzo de 1989, quienes decidieron organizarse para exigir el establecimiento de la verdad, la justicia y la reparación.

Durante 28 años han mantenido el mismo espíritu de lucha y hoy en día se han convertido en defensoras de los derechos humanos en casos de ejecuciones extrajudiciales, desaparición forzada de personas, en rechazo a prácticas de tortura y detenciones arbitrarias, así como a favor del apoyo a las mujeres víctimas de violencia.

En 76 % de los casos que se reciben en Cofavic, son mujeres las que afrontan la dolorosa y difícil tarea de denunciar. Son ellas las que dan la cara y luchan ante los organismos de investigación para exigir justicia, protección y reparación frente a los daños causados. Es por ello que todas las actividades de Cofavic poseen como eje transversal la perspectiva de género porque permite profundizar de manera diferenciada los efectos que este tipo de violaciones a los derechos humanos dejan en las víctimas y la sociedad. 

Esa política transversal y específica significa que se privilegian recursos para promover la incorporación de la perspectiva de género en el quehacer institucional, en los estilos y en el liderazgo que se promueve, en la planificación de las actividades y en la producción y lenguaje de las publicaciones institucionales y en la formación del recurso humano.

 Cofavic tiene, como medidas específicas: la unidad de apoyo psicosocial a mujeres víctimas de la violencia, la inclusión en nuestras actividades de capacitación de temas ligados a la protección nacional e internacional de los derechos de las mujeres y la caracterización de la feminización de la impunidad en la data que levantamos en casos de ejecuciones extrajudiciales y situaciones de riesgos de defensores y defensoras de derechos humanos.

Todas nuestras actividades de capacitación, asistencia psico-jurídica y sensibilización están orientadas a que las mujeres conozcan sus derechos y manejen adecuadamente los mecanismos disponibles tanto en el ámbito interno como internacional y tengan un uso efectivo del modo de ejercerlos bajo la premisa de erradicar la desigualdad.

El marco de nuestra acción en materia de la inclusión de la perspectiva de género se sustenta  principalmente en los precedentes que se sentaron en la Declaración y el Plan de Acción de la Conferencia Mundial sobre Derechos Humanos (Viena, 1993) donde se señala expresamente que “los derechos humanos de la mujer y la niña son parte inalienable e indivisible de los derechos humanos universales” y que la plena participación de la mujer en condiciones de igualdad (en la vida política, económica, social y cultural) y la erradicación de todas formas de discriminación basadas en el sexo, son objetivos prioritarios de la comunidad internacional.  También nos apegamos a lo descrito en la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer (Convención CEDAW) y su Protocolo Facultativo, así como la Convención interamericana para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer (Convención de Belém do Pará). 

Pese al ímpetu, el impulso, la energía, las leyes discriminatorias contra las mujeres aún persisten. Las mujeres constituyen la población más pobre del mundo y el número de mujeres que viven en condiciones de pobreza ha aumentado considerablemente en los últimos años. Las mujeres realizan dos tercios de las horas laborales de todo el mundo y producen la mitad de los alimentos mundiales; sin embargo, perciben únicamente el 10 por ciento de los ingresos y poseen menos del uno por ciento de la propiedad mundial. La violencia contra las mujeres prevalece a una escala inconcebible en todas las culturas, y el acceso de las mujeres a la justicia suele estar caracterizado por obstáculos discriminatorios, tanto en la ley como en la práctica. Las formas múltiples de discriminación por motivos de género y otros factores como raza, etnia, casta, discapacidad, personas afectadas por el VIH/SIDA, orientación sexual, e identidad de género hacen a las mujeres más vulnerables a las dificultades económicas, la exclusión y la violencia.

Sin embargo, y ese es el recordatorio para celebrar el Día Internacional de la Mujer, el ordenamiento jurídico internacional de los derechos humanos prohíbe la discriminación por motivos de sexo y contempla garantías para que los hombres y las mujeres puedan disfrutar en condiciones de igualdad sus derechos civiles, culturales, económicos, políticos y sociales.

El Día Internacional de la Mujer de 2017 tiene como tema “Las mujeres en un mundo laboral en transformación: hacia un planeta 50-50 en 2030”.

En 2015, líderes de todo el mundo adoptaron los Objetivos de Desarrollo Sostenible, colocando la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres en una posición central de la Agenda 2030. El cumplimiento de estos objetivos, que incluyen -entre otros- la eliminación de la pobreza, la promoción de un crecimiento inclusivo y sostenible, la reducción de las desigualdades entre y al interior de los países y la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres, pasa necesariamente por realizar el pleno potencial de las mujeres en el mundo laboral.

Entre las medidas claves para asegurar el empoderamiento económico de las mujeres en el mundo cambiante del trabajo se encuentran: cerrar la brecha entre los salarios de hombres y mujeres, que se ubica actualmente en el 24 por ciento a nivel global; reconocer el trabajo no remunerado que supone el cuidado del hogar y de los miembros de la familia realizado por las mujeres, y redistribuir estas tareas de forma equitativa entre hombres y mujeres. Igualmente, se deben eliminar las brechas en el liderazgo y toma de decisiones, en el emprendimiento y en el acceso a la protección social; y asegurar políticas económicas sensibles al género que generen empleos, reduzcan la pobreza y promuevan un crecimiento sostenible e inclusivo.

Al mismo tiempo, las políticas económicas deben tomar en cuenta a la mayoría abrumadora de mujeres en la economía informal, promover el acceso de las mujeres a tecnologías y prácticas innovadoras, al trabajo decente y a empleos orientados a la adaptación al cambio climático, y proteger a las mujeres de la violencia en el lugar de trabajo.

Envíenos su comunicación: Queremos animarles a que nos hagan llegar sus dudas, preguntas y sugerencias:Por teléfono 0212 5729631, fax 0212 5729908; correo electrónico a cofavic@gmail.com o carta: Esq. Candilito, Edif. El Candil, piso 1, Ofic. 1-A, La Candelaria, Apartado 16150 Caracas 1011-A.

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