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Tras la balacera y el posterior silencio encontraron a la víctima. Jhonny Josué Briñez Martínez, de 23 años, se desangraba en la avenida La Limpia con calle 79, parroquia Raúl Leoni de Maracaibo. Uno de los curiosos llamó al servicio de emergencia y en cuestión de minutos llegó la ambulancia. Su condición era crítica.
Los vecinos desconocían quién era la víctima y cuántos maleantes lo atacaron. Escucharon las detonaciones y a los pocos minutos encontraron al herido. Quedaron sorprendidos y confundidos. En un primer momento creyeron que había muerto, pero al notar que respiraba, pidieron ayuda.
Al herido lo trasladaron a la emergencia del Hospital Coromoto de Maracaibo, a unos 23 minutos en carro de donde lo tirotearon. La tardía atención médica aceleró su deceso. Su familia certificó su identidad en la morgue del centro de salud.
Un funcionario explicó que recibieron, el pasado martes a las 9.00 de la noche, la novedad. Se trataba de un ayudante de refrigeración que tirotearon, recibió 10 impactos de bala y murió en una camilla en el Coromoto, a los pocos minutos de su ingreso.
Una comisión de la Policía científica se dirigió hasta el centro de salud para iniciar la investigación, pero no obtuvieron muchos detalles. Esperaban encontrar alguna pista luego de interrogar a los allegados. Corroboraron que Briñez no presentó antecedentes ni poseía registros policiales.
Aún se desconoce cuántos actuaron en el homicidio y sus razones. En sus declaraciones, los familiares del muchacho repetían que no tenían detalles de lo ocurrido. Al ser cuestionados si sospechaban de alguien que pudiera estar involucrado o interesado en asesinarlo, respondieron que no, resaltaron que no conocían que tuviera problemas con nadie.
Aunque en las primeras pesquisas los detectives no detectaron muchas pruebas presumen que se trate de una venganza, pero no descartan ninguna hipótesis.