Crecimiento económico a 2017 no tiene camino para iniciar logros ante el retroceso de la finanza petrolera. El gobierno tenía años aplicando “prudencia presupuestaria” para lograr excedentes extraordinarios
Apostar a una recuperación de la economía con rubros exportables no tradicionales, distintos al petrolero, desaparece ante la contracción que afecta a los sectores productivos. Y vuelve a fijarse la mirada en los ingresos petroleros para reflotar la chequera oficial.
El escenario proyectado por el Gobierno está minado de “problemas”. La agricultura carece de insumos y bienes, lo que ocasiona reducción de las hectáreas a cultivar y tumba estimaciones de producción. Y pedirle a la industria animar los indicadores, resulta contradictorio dada la capacidad mínima operativa causada por falta de divisas para importar de materias primas.
El ingreso de petróleo, a pesar de que el presupuesto nacional se asegura mediante política tributaria para soportar las necesidades de la nación, es el timón de la economía venezolana. El Gobierno ruega por un aumento del precio del barril. Aunque la proyección oficial se sitúa en 30 dólares, el ideal invocado pasa 70 dólares, sujetado a resultados del acuerdo Opep.
Tras la reducción de producción petrolera, el precio del petróleo escala ascensos moderados, más cercanos a la estimación presupuestaria que a la deseada. Enero cerró con el barril a 42,12 dólares, febrero a 43,37; marzo 42,95; abril con promedio de 44,08 y mayo desciende en la segunda semana a 40,72, según datos del Ministerio de Petróleo.
Los excedentes significativos se esfumaron del balance de PDVSA. Desaparece la posibilidad de reanimar la economía. Willians Ruíz, economista, descarta el crecimiento este año. “Los precios han mostrado recuperación respecto al 2016, por ello es que hay una corrección en la previsión del FMI”.
El Fondo Monetario Internacional estima que el PIB a 2017 caerá seis por ciento. Ajuste de dos puntos con respeto a la inicial anunciada en menos ocho por ciento, revela el informe del organismo.
“El Gobierno tiene más de cinco años aplicando la ‘prudencia presupuestaria’ que no es otra cosa que facturar el presupuesto nacional a un precio menor del que realmente ingresa, para quedarse con una cuota importante para usarlo a discreción política”, recalca Ruíz.
La jugada de subestimación de precio del hidrocarburo, “como otras estrategias, es un robo burdo a la nación, demostrado en la actualidad, ya que cuando se presupuestaba a 50 dólares el barril y el precio estaba a 100, se planteaba que los recursos excedentarios serían destinados a fondos de compensación para los momentos críticos en precios”.
Insiste que “el robo quedó demostrado cuando en el segundo semestre de 2014 cayeron los precios y no existían fondos para enfrentar la caída en la balanza de pagos, tan demostrable es, que la crisis actual está fuertemente influenciada por una carencia de recursos extraordinarios y un sobreendeudamiento de la República y sus principales activos. De tal manera que no hay crecimiento alguno, el tamaño de la economía y el agujero fiscal requieren mucho más que un barril de petróleo a 80 dólares”.