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A las afueras de la morgue forense, Euver Quintero y Joandry Hernández, compañeros de trabajo de Javier Enrique Parra Oliveros (25), funcionario activo de la Policía Nacional Bolivariana (PNB), estaban indignados, la tristeza se reflejaba en sus ojos. Uno de ellos se sentó en el tronco de un árbol, pasó las manos por su cabeza y comentó: "Lo mataron a tiros".
El día del asesinato, el funcionario se desplazaba junto a dos compañeros en una patrulla, por la calle principal del sector San Benito, parroquia Santa Rita del municipio Cabimas, cuando de pronto avistaron a un joven en actitud sospechosa. Al ver cómo subía a una motocicleta, decidieron darle la voz de alto para solicitarle sus documentos de identidad, así lo detalló Joandry.
El antisocial no acató la orden de los efectivos, encendió la moto y arrancó a toda velocidad. La única alternativa que le quedaba a la comisión era perseguirlo, transcurrida media hora, el sicario se dio por vencido, saltó de la moto en movimiento, cayó al suelo, luego se levantó y corrió.
Javier no podía permitir que huyera, abrió la puerta de la patrulla, miró al compañero que tenía a su lado y se bajó. Corrió por un callejón arenoso detrás del delincuente, al darle alcance forcejearon hasta caer en el suelo, justo ahí sacaron sus armas de fuego y dispararon, los proyectiles penetraron el chaleco antibalas del oficial, una de las balas rebotó en la pistola que sostenía en su mano derecha e impactó en su abdomen, comentaron los testigos.
A lo lejos uno de los funcionarios de la PNB que lo acompañaba en la patrulla observó el atentado, "corrió lo más fuerte que pudo, pero no logró llegar a tiempo para evitar la tragedia", sacó su arma de reglamento y la accionó contra el sospechoso, ni una sola de las balas repercutidas lo alcanzó, huyó de la escena sin dejar rastro.
Cuando miró al suelo vio a Juan, yacía sobre un charco de sangre que brotaba de los múltiples impactos de bala que recibió, de inmediato radió a su compañero para que llevara la patrulla. Subieron al PNB y lo trasladaron al Hospital General del Sur. Los médicos de guardia hicieron todo lo posible por estabilizarlo, su estado se salud se complicó tras sufrir una hemorragia interna, el hígado y el vaso los tenía destrozados, murió el pasado domingo a las 10.30 de la noche.