El sexto de la Serie Mundial es historia. La sequía de los Astros de Houston parecía que terminaba ayer, pero aparecieron unos agresivos Dodgers de los Angeles y remontaron para llevarse la victoria 3-1 y forzar un séptimo y decisivo encuentro
Por encima de las oscuras teorías conspirativas, los Dodgers sobrevivieron a cuenta gotas la amenaza de los poderosos Astros y de la presencia del insensible Justin Verlander para imponerse y extender al límite en todos los sentidos posibles este Clásico de Octubre que ha destrozado la calma de millones de fanáticos.
Séptimo Juego de la Serie Mundial. Estas palabras provocan admiración, escalofríos, una sensación de vida o muerte, de fin del mundo, de cero mañana, de alegría desmedida o llanto extremo en un minuto, en un instante. Una mezcla de séptimo círculo del infierno y séptimo cielo.
José Altuve, el reciente ganador del premio Luis Aparicio, tras finalizar el encuentro precisó que “Mañana (hoy, miércoles) es otro día y vamos a tratar de ganar el encuentro, yo creo en los muchachos ya que tenemos mucho talento aquí. Vamos a dar todo lo mejor de nosotros en el terreno de juego”, palabras que dijo el venezolano según EFE.
Por los californianos, Yu Darvish sube a la loma del Dodgers Stadium. El japonés, quien fue bateado en su presentación previa, vendrá con sed de revancha. ¿Quién sabe con qué deseos más? y un Lance McCullers que tendrá la complicada tarea de aplacar los bates de los azules en territorio enemigo.
Así pues, el béisbol les regalará a los aficionados esa joya que ha sucedido en tres de las cuatro últimas Series Mundiales, con fulgores extrahumanos y polvo de leyenda, en que se recuerda exactamente lo que uno estaba haciendo, como una memoria, un recuerdo.
Dodgers intentará hacer lo mismo que los Cachorros en 2016, donde forzaron el séptimo y luego levantaron el trofeo. Houston, por su parte, evitará seguir el camino de los Indios.