Es angustiante también ver que aún hay gente, que a sabiendas de lo que está sucediendo en el país, se niegan a aceptar otra cosa que no sea ese discurso repetitivo, casi que un estribillo macabro de “la guerra económica, los gringos y la maldad imperial”
Nada más triste que el espectáculo de un país, que por temor, soporta a un gobierno detestado. André Murois
Angustia es lo que siento al ver cómo están gobernando nuestro país, pero más angustia siento aún por ver quienes nos gobiernan. El descaro supino de los voceros del Gobierno para tratar de negar la catástrofe que vive Venezuela fronteras adentro, me hace experimentar esa sensación de desespero que conocemos así: Angustia.
Parece ser que, para el único que es un secreto el hambre, la crisis de salud, la hiperinflación, el desempleo, la inseguridad, el caos y el colapso casi completo de los servicios del país, que han empujado a más de cuatro millones de compatriotas, de todos los estratos sociales a aventurarse a abandonar el país, es el Presidente de la República.
Es angustiante también ver que aún hay gente, que a sabiendas de lo que está sucediendo en el país, se niegan a aceptar otra cosa que no sea ese discurso repetitivo, casi que un estribillo macabro de “la guerra económica, los gringos y la maldad imperial” y que porque quién sabe qué razón, por mucha bola que estén pelando y por mucho trabajo que estén pasando, deciden huir de la triste realidad que sufren, al igual que todos y cada uno de los que aquí nos quedamos, pero viendo durante las 24 horas, en todos sus televisores a VTV y aplaudiendo la indolencia, la ineficiencia y la ineficacia de un Gobierno que los utiliza magistralmente para hacerlos votar, pero que luego le da también la espalda como al resto de los ciudadanos.
Que el Presidente de la República pretenda venderle a alguien la idea de que el éxodo es al revés, es decir, que hay una oleada de inmigrantes hacia Venezuela, es un exabrupto que no tiene cabida en ninguna teoría del absurdo y más bizarro que trate de explicarle semejante cosa a las autoridades de esos países que, con las manos en la cabeza, están recibiendo a los miles de compatriotas nuestros que a diario se lanzan a sus fronteras.
El caso es que con conspiraciones, guerras de cuarta generación imaginarias contra la revolución bolivariana, que parece no ser tan revolucionaria ni tan bolivariana como ellos pretenden hacer creer, el “emperador ha quedado desnudo” y no hay más que contar cuántos y cuáles países votaron a favor de la última resolución de la ONU, para obligar al Gobierno a aceptar la ayuda humanitaria en Venezuela, más de 90 naciones. A favor del Gobierno… bueno los socios de siempre que ya tampoco son tan socios, muchos ya son también acreedores.
Vimos al Presidente prácticamente solo en la Asamblea de Naciones Unidas, dando un discurso ante una sala muy poco concurrida, dando una alocución que nadie quería escuchar y cómo no haberse dado cuenta, eso era lo que él quería decirle a “Trump” en privado, reunión que nunca se dio.
Pero si el común de los venezolanos padecemos de angustia por la situación que nos agobia, el consuelo que tengo es que a estas alturas del partido, ellos también deben estar muy angustiados. El Estado no tiene plata, la renta petrolera no da para más, y la única forma que tiene el Gobierno de financiarse, es meterle la mano en el bolsillo al pueblo por la vía de los impuestos. Qué arrecho verdad, a los que le dieron el “bono de la patria”, ya se lo habían sacado cuatro veces antes, a través del IVA que todos los días le pagan los mortales al Estado.
Veremos hasta cuándo la gente se lo va a calar. Tienen además la papa caliente del aumento de la gasolina en las manos y no hay quien se atreva a probarla, porque sabe que se va a quemar, al Gobierno le están creciendo hasta los enanos y la mujer barbuda se le puso lampiña, nada funciona en el país y para completar su desolador panorama, ya la comunidad internacional en pleno, tiene claro qué y quién es el Gobierno actual. ¿Verdad que tienen que estar muy angustiados ellos también?
Este es el momento de unirse, de ser prudentes, de olvidarse de personalismos y ambiciones partidistas o individuales. Aquí hay un solo objetivo y ese es salvar a Venezuela. Entonces señores de la oposición, angustiense ustedes también y pónganse a trabajar juntos, unidos, en gran acuerdo nacional, execrando a quienes juegan a la antipolítica, para salvar lo que nos queda de Venezuela.