Después de haber tenido que suspender su agenda el viernes debido a una fiebre, el papa retomó sus actividades y presidió la celebración sentado en un lado del altar
El papa Francisco, durante la misa de Pentecostés celebrada en la basílica de San Pedro, expresó su preocupación por la cantidad de guerras y conflictos que existen en el mundo actual.
En su homilía, lamentó el mal que el ser humano puede llegar a hacer y se refirió a la división y la discordia como problemas que afectan a la sociedad.
“Hoy en el mundo hay mucha discordia, mucha división. Estamos todos conectados y, sin embargo, nos encontramos desconectados entre nosotros, anestesiados por la indiferencia y oprimidos por la soledad”, expresó.
Después de haber tenido que suspender su agenda el viernes debido a una fiebre, el papa retomó sus actividades y presidió la celebración sentado en un lado del altar.
En sus palabras, destacó la desconexión y la indiferencia que prevalecen en la sociedad actual, así como la soledad que muchas personas experimentan.
Evitar divisiones
El pontífice expresó su sorpresa ante la cantidad de guerras y conflictos en el mundo, enfatizando que el espíritu de división y antagonismo es lo que alimenta estas hostilidades.
Según Francisco, el diablo, cuyo nombre significa “el que divide”, se deleita con la discordia, las injusticias y las calumnias.
“Muchas guerras, muchos conflictos; ¡parece increíble el mal que el hombre puede llegar a realizar!”, lamentó el papa, que, sin embargo, afirmó que “en realidad, lo que alimenta nuestras hostilidades es el espíritu de la división, el diablo, cuyo nombre significa precisamente el que divide”.
En su llamamiento a la Iglesia, el papa instó a evitar divisiones y fragmentaciones, resaltando la importancia de invocar al Espíritu Santo para construir la armonía y superar las críticas y el enojo.
Francisco invocó al Espíritu Santo para renovar la tierra, siendo un don de dones, promoviendo la armonía en la Iglesia, el espíritu del perdón y la armonía en los corazones.
No cerrar las puertas a extranjeros
Igualmente, pidió no dejarse llevar por el miedo que hace que se cierren las puertas “al otro, al extranjero, al diferente, al que piensa distinto”.
Señaló “que a veces, por alguna situación difícil, por algún problema personal o familiar, por el sufrimiento que padecemos o por el mal que respiramos a nuestro alrededor, corremos el riesgo de caer poco a poco en la pérdida de la esperanza y (…) nos encerramos en nosotros mismos, atrincherándonos en el laberinto de las preocupaciones”.
Asomado a la ventana del palacio pontificio Francisco agregó que ese miedo “bloquea, paraliza y aísla” y entonces habló del miedo “hacia el otro, al extranjero, al diferente, al que piensa distinto”.
“Si damos espacio a estos falsos miedos, se cierran las puertas: las del corazón, las de la sociedad, ¡e incluso las puertas de la Iglesia! Donde hay miedo, hay cerrazón. Y eso no está bien”, agregó tras la oración del Refina Coeli, que en este periodo sustituye al tradicional ángelus.
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