Notículas de Español

En preceptiva literaria, los versos se miden mediante las sílabas métricas; y en Venezuela, las personas nos medimos los vestidos; pero el consumo de agua y de energía eléctrica (no de la luz. Hasta, ahora no se nos cobra por la luz que nos dan el Sol, la Luna y las estrellas) 

Seguimos revisando las incorrecciones más frecuentes en el habla popular venezolana y zuliana:

-Vengo a aperturar una cuenta: En el ambiente bancario esta es una expresión común. Cliente y empleado se entienden perfectamente. No debería ser así. En español no existe el verbo aperturar. En castellano sencillo el cliente debió decir: Vengo a abrir una cuenta o vengo a hacer la apertura de una cuenta. 

El verbo abrir se documenta en español desde el siglo XII. Proviene del latín ‘aperire’, y este verbo latino tenía su sustantivo ‘apertura’, voz que con esta misma forma y función aparece en nuestro idioma desde el siglo XVIII. Significa la acción de abrir, tratándose de asambleas, corporaciones, teatros, etc., esto es, el acto de  dar comienzo o de volver a dárselo a sus tareas, estudios, espectáculos: El presidente hizo la apertura de la asamblea, El Rector realizó la apertura del simposio, etc., y en el campo jurídico,  tratándose de testamentos cerrados, el acto solemne de sacarlos de sus pliegos y darles publicidad y autenticidad: Se hizo la apertura del testamento.

Desde el siglo XIV se documenta el sustantivo de abrir: abertura acción y efecto de abrir. / Hendidura, agujero. Como se sabe siempre se ha utilizado para referirse a cosas concretas, materiales: puertas, maderas, paredes. De aquí la justificación del neologismo culto apertura, sustantivo apropiado  para referirse a congresos, asambleas, cursos, coloquios… pero no es verbo.

-Están instalados los medidores de agua y de luz. Esta es expresión corriente entre constructores y dueños de residencias. Todos nos entendemos y el mundo sigue andando… quien se tambalea es nuestro pobre español. ¿El agua y la luz se miden? No. Se miden (latín metiri) las dimensiones, las alturas, las longitudes, por centímetros, metros y kilómetros. En preceptiva literaria, los versos se miden mediante las sílabas métricas; y en Venezuela, las personas nos medimos los vestidos; pero el consumo de agua y de energía eléctrica (no de la luz. Hasta, ahora no se nos cobra por la luz que nos dan el Sol, la Luna y las estrellas) se cuentan, se contabilizan. Y los aparatos que se instalan para computar por litros y kilolitros el fluido que pasa por la cañería de la construcción o la electricidad que entra por un conductor (vatios (escocés Watt), kilovatios, se llaman justamente contadores (latín computator): el contador de agua, el contador eléctrico. ¿Por qué nos resulta tan difícil expresarnos con un mínimo de propiedad y corrección?

 

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