Corría
¿A quién le convenía la abstención? ¡Al gobierno! Pero la población opositora se hizo eco de este clamor y arrastró a los partidos políticos a la peor decisión que jamás hayan tomado: la de retirarse de las elecciones.
En ese momento yo trabajaba en Radio Caracas Radio y cada vez que llamaba a votar me llamaban a insultarme. Los mensajes de texto no los podía leer por su contenido soez. Ahora que lo pienso, a mí me han insultado más los opositores que los chavistas. Milagros Socorro escribió un artículo desesperado explicando las nefastas consecuencias que semejante decisión traería, pero fue más insultada que yo. Recuerdo haberla llamado a felicitarla por el artículo y me comentó que era la única que hasta ese momento lo había hecho. Es más, pensó que yo también la llamaba a reclamarle.
El resultado todos lo conocemos: 25% de participación y una Asamblea teñida de rojo hasta el techo. Y es que la abstención no deslegitima nada. En ninguna parte del mundo. Julio Borges lo advirtió y esa posición les costó la división del partido. Debe ser por la sempiterna estupidez de que “Borges no tiene carisma”, pero la realidad ha demostrado que es uno de los políticos más sólidos y de mayor coherencia y consistencia que ha habido en Venezuela.
En fin, mi mensaje es que si continuamos siguiendo a quienes nos deslumbran, y no a quienes nos iluminan, como decía Achile Tournier, ya será el precipicio. Anótenlo: al gobierno le conviene la abstención y de ahora en adelante comenzará la circulación de rumores para que la gente no vaya a votar. No votar es suicidarnos. Una votación masiva no la para el CNE.
De manera que cuando su vecino le diga que no va a votar y que es “decisión tomada”, hágale ver por todos los medios de que disponga de que si no vota, estará votando por el gobierno. Es mejor arrepentirse de haber ido a votar y no de no haber votado. En 2005 fue una debacle. Pero solo fue el comienzo. Si no vamos a votar, en 2015 será una hecatombe.