Transforma
No es un error ortográfico ya que el artículo se refiere al voto que pierde su valor y le hace el juego al descarado ventajismo oficial. En las próximas elecciones parlamentarias, los venezolanos aún esperanzados tenemos prohibido convertir el voto en un desecho.
Botamos el voto cuando por pereza, frustración o desanimo, no acudimos a votar y le damos la posibilidad a alguien afecto al Gobierno de hacerlo por nosotros. No permitamos que otro rellene con su huella el espacio que dejamos en blanco y convierta en basura nuestra decisión.
Si por miedo a la mítica vulnerabilidad del secreto del voto, emitimos un sufragio ajeno a la convicción de la urgencia de un cambio en el Parlamento, dificultamos que este poder controle los abusos del Ejecutivo. Es obligación de todos emprender desde ahora una labor de convencimiento razonado de aquellos compatriotas con este infundado temor.
Transforma el voto en basura quien pretende preservar alguna dádiva gubernamental e ignora las nefastas consecuencias del reparto clientelar de recursos. Estos son cada día más escasos y de no corregirse el rumbo económico y político, se agotarán pronto. Una mayoría de diputados que no aplauda como focas podría controlar que la inversión social vaya a manos de los más necesitados y no se quede en las alcabalas de la corrupción.
El sufragio también se convierte en basura cuando nos limitamos a depositarlo en la urna y delegamos en los testigos la responsabilidad ciudadana de vigilar la transparencia del comicio. No esperemos cómodamente que los tramposos actúen y tuerzan la voluntad del pueblo para luego quejarnos.
Dentro de pocos meses esta imperfecta democracia, la única que tenemos, nos brinda de nuevo la posibilidad de parar la estampida de nuestros hijos y de dibujar un mapa que no esté teñido de rojo. Este color político sólo ha logrado el enriquecimiento de unos pocos y la distribución igualitaria de la miseria. Churchill tenía razón sobre el socialismo, y eso que no conoció el del siglo XXI.
Para que el clamor casi unánime de descontento que percibimos en la cola del banco o en la cola para comprar papel tualé, se transforme la noche del 6-D en una victoria con tendencia irreversible, hagamos del error ortográfico un acierto político, no votemos basura.