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Guyana no puede convertirse en el primer tema de la agenda nacional. Ante la más difícil coyuntura electoral del régimen, sería absurdo que un gobierno que ha manejado de manera torpe y entreguista este viejo litigio, ahora pretenda exacerbar el nacionalismo,tardíamente, para recuperar puntos en el apoyo popular. Eso no significa, que Gobierno y Oposición unidos defiendan lo que nos pertenece del territorio del que fuimos despojados.
Debemos sin embargo recordar al país, que estamos en graves dificultades con Guyana, por los errores de todo orden cometidos por el régimen actual. Los gobiernos venezolanos desde 1966, fundamentados en el Acuerdo de Ginebra se habían opuesto a que Guyana otorgara unilateralmente concesiones y contratos en la zona en reclamación y lo habían logrado. Sin embargo, contrariando esa línea fundamental de nuestra diplomacia por 40 años, en marzo de 2004 Hugo Chávez declaró que Venezuela no se oponía a que Guyana otorgara unilateralmente concesiones y contratos a compañías multinacionales en el Esequibo. A cambio de nada otorgó a los guyaneses nuestra arma básica de negociación.
En febrero de 2007 hizo todavía algo peor: afirmó que la reactivación de la reclamación venezolana sobre el Esequibo en 1962 por parte de R. Betancourt, fue producto de la presión de EEUU para desestabilizar al Gobierno del izquierdista Jagan. Ante ello, el embajador guyanés en Venezuela pidió a Chávez “dar un paso al frente para retirar el reclamo venezolano”. Después influenciado por Cuba, se desinteresó de la reclamación. Creía que con eso y el subsidio de Petrocaribe, lograría el apoyo de los 15 países de la Caricom en la OEA y la ONU, más importantes para él que el viejo litigio. Actuando así, los guyaneses no solo encontraron petróleo en nuestras narices, sino que pretenden menoscabar nuestra fachada atlántica en el Delta del Orinoco. ¿A qué se debe entonces la posición de Maduro sobre Guyana después de años de abandono de este asunto? Simplemente a la coyuntura electoral. Ahora quiere exacerbar el nacionalismo y tranquilizar a las Fuerzas Armadas que no entienden el abandono de la reclamación y la nula defensa de la fachada atlántica. Por lo pronto, los venezolanos debemos apartar de la discusión nacional ese trapo rojo, poniendo en primer plano la discusión de la grave crisis económica, social y política que nos agobia.Basta de falso nacionalismo.