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La lucha política contra un régimen, se registra cuando éste a través de la antipolítica, impide ejercer derechos y deberes a sus nacionales o coterráneos que pertenecen a movimientos o partidos políticos que lo critican y antagonizan. Justo allí, es cuando empieza la exclusión y segregación. Y por ende, quien sea víctima de estas miserias humanas, está en su derecho de defenderse. Allí es cuando un ser humano llega a la determinante definición de la supervivencia, por el natural e ineludible, instinto de la preservación individual y colectivo. Pero inevitablemente, después de probar todos los recursos de la no violencia de manera lamentable, la violencia será el último recurso que usará para sobrevivir un hombre de paz. En consecuencia, los venezolanos aunque están cerca, no han llegado a este punto; pero sí han expresado su desacuerdo a través de todos los procedimientos democráticos y constitucionales. Entonces, ¿por qué el Gobierno chavista-madurista usa y endosa el término de violentos contra sus adversarios políticos?
Por causas políticas, en Venezuela, hay centenares de presos políticos, que “la revolución” no quiere reconocer como tales. Además, existen miles de personas en condición de arresto domiciliario, medidas cautelares de presentaciones periódicas, sin contar a los millones de ciudadanos con roles de excluidos, segregados, perseguidos y exiliados por hacer política. Esto estigmatiza al actual régimen.
El régimen chavista-madurista que se hace llamar revolucionario, se ufana de ser socialista, humano y propugnador de la justicia; pero que de hecho están en contradicción y desacato con todos los preceptos constitucionales con los tratados suscritos y acordados con organismos internacionales, como la ONU, la CIDH, que es el órgano principal y autónomo de la OEA; este Gobierno en los hechos, calumnia, difama, apresa y dispara mortalmente contra sus opositores políticos. ¿Por qué lo hace? Su objetivo es evitar, que estos presos, sean llamados presos políticos, negarles sus derechos, desviar su defensa y obstaculizar los objetivos de los abogados defensores, además de generar miedo y anular la solidaridad del pueblo. Y aunque el régimen chavista-madurista trate de desmentirlo, desde su entrada ha tenido presos políticos y perseguidos políticos. Es por ello, que ante la carencia de libertades, de artículos de primera necesidad y de felicidad, el mundo unido al pueblo venezolano, exige libertades democráticas, económicas y liberación de presos políticos.