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Ni en los días que antecedieron al 27 y 28 de febrero de 1989, la escasez y la inflación habían llegado tan lejos, golpeando el bolsillo de los venezolanos con tanto descaro. Cómo es posible que un producto o servicio pueda duplicar, triplicar y hasta quintuplicar su precio en menos de una semana. Esta distorsión del mercado, casi pesadilla, ha pulverizado nuestro poder adquisitivo sin distingos partidistas y sin importar si trabajamos en el sector público o privado. Todos estamos expuestos a la especulación, sin cambios que indiquen que la situación va a mejorar.
Las kilométricas colas en los centros de abastecimiento son la consecuencia y no la causa de la escasez. No se necesita ser experto para intuir que la carestía cesará cuando el desmantelado aparato productivo venezolano vuelva a reactivarse.
De resto, sólo quedan los paliativos; las medidas de represión y control del consumo que no terminan por enmendar los errores fundamentales. Es como tapar el sol con un dedo.
Por si fuera poco, los sueldos no llevan, ni remotamente, el mismo ritmo de crecimiento de la inflación. Hoy la brecha es casi inalcanzable y están dadas todas las condiciones para un estallido social que en nada favorece a Venezuela.
Ante la debacle anunciada, solicitamos al Gobierno nacional que se activen comisiones interdisciplinarias de análisis y presentación de alternativas al país, con la participación de expertos y el apoyo de las universidades. No es tiempo de ataques, ni descalificaciones. Es el momento de llamar al consenso y procurar salidas a la crisis.
Somos una nación petrolera, la de mayores reservas comprobadas de crudo en el mundo. No es justo que los venezolanos padezcamos en largas colas que delatan a un país que ha perdido la brújula del progreso y está estancado en una depresión que solo podemos vencer con unión, productividad y diversidad del pensamiento.
En la convergencia de respuestas está la clave para salir del atolladero. De parte del sector universitario, de académicos, estudiantes y trabajadores, estamos a la orden de Venezuela para hacer frente los problemas con ideas y proyectos.
La crisis se supera, no se perpetúa. Como diría el escritor, periodista y crítico irlandés, George Bernard Shaw, “sólo triunfa en el mundo quien se levanta y busca a las circunstancias, o las crea, si no las encuentra”.