Magia y Política

Lo que sí es cierto es que ni el cierre de la frontera, ni las elecciones, ni los precios del petróleo son hitos definitivos que marcarán caminos diametralmente opuestos.

Todos saben que el cierre de la frontera es una medida que, en el mejor de los casos, puede resolver el problema del contrabando en el corto plazo. También muchos saben que las elecciones del 6-D no serán lo que logre resolver los problemas de fondo de la crisis venezolana, particularmente de su modelo. Como también seguramente quienes encabezan el Gobierno saben (tal vez hasta sin darse cuenta) que los precios del petróleo no serán el salvavidas durante los próximos meses (tal vez años). Sin embargo, “lo importante es resolver ahora” y confiar prevalece en la manera de actuar.

¿Tiene claro el Gobierno la estrategia para controlar el contrabando más allá del cierre de la frontera? ¿La MUD se ha planteado los escenarios posteriores al 6-D y cuáles son sus acciones para impactar de manera efectiva en el cambio del modelo actual? (que vaya más allá de reducir todo a un cambio de gobierno) ¿Se ha planteado el Gobierno las acciones para moverse con un presupuesto marcadamente menor al que se acostumbró durante más de 10 años? La verdad es que no se sabe, pero lo que sí es cierto es que ni el cierre de la frontera, ni las elecciones, ni los precios del petróleo son hitos definitivos que marcarán caminos diametralmente opuestos.

Claro que cada evento tiene implicaciones para el futuro, pero entender cada uno de ellos como encrucijadas definitivas para lograr situaciones específicas es un ejercicio de simplificación. El contrabando no se resolverá de manera definitiva con el cierre de la frontera, ni el país amanecerá mejor de la noche a la mañana con una composición de la Asamblea Nacional determinada, ni mucho menos los problemas estructurales (económicos y sociales) se resolverán si suben los precios del petróleo.

La realidad es más compleja que eventos puntuales, los hitos los marcan los historiadores posteriormente con la ventaja de la mirada distante, y una vez que los cursos de la historia se han sedimentado. En el presente nadie puede saber lo que será un evento determinante, ese momento que cambie la historia. Es por ello que los observadores del presente deben observar múltiples fuerzas en movimiento, comprender que los cambios son graduales, inclusive aquellos que parecen revoluciones son producto de años de gestación silenciosa, y muchas veces inadvertida por sus propios protagonistas.

Pero entender la realidad como algo complejo es desesperanzador, el no tener certeza de los eventos futuros agota. Pensar que para salir de una situación adversa se debe trabajar duro y hacer sacrificios, y que tal vez no se vean los resultados, desalienta. Es más fácil creer en la magia, en la voluntad divina, o alguna fuerza misteriosa que más allá de toda circunstancia y entendimiento de pronto haga que cambie la situación. A las personas en general les es más fácil aferrarse a este tipo de simplificaciones, y por ello la política tiene algo de mágica en la medida que transforma realidades complejas a soluciones simples ante los ojos de la mayoría.   

Visited 2 times, 1 visit(s) today