
Dentro
El problema de hacinamiento en las cárceles y comandancias policiales que hay en el país, pasó factura al centro de coordinación policial noroeste de Polimaracaibo en la Vereda del Lago. Los 71 detenidos que estaban en tres celdas dentro de las instalaciones hicieron valer sus derechos. Exigen agua para bañarse y una reubicación "decente". Los calabozos destinados para arrestos preventivos tienen capacidad para 15 a 20 personas.
Desde las 2.30 de la tarde de ayer comenzó el disturbio dentro del recinto. Policías apostados en el techo con escopetas y oficiales de la Dirección de Control de Reuniones y Manifestaciones se hicieron presentes con equipos antimotines. Dos horas más tarde en la puerta del despacho, un oficial declaró que había una "emergencia con los presos". Cercaron el área, alejaron a los curiosos y a las personas que esperaban ver a sus parientes. Un visitante declaró que desde el mediodía estaba apostado frente a Polimaracaibo para darle el almuerzo a su hijo. "Me dijeron que no podía pasar, que tenían problemas con los detenidos".
Las celdas divididas con barrotes fueron violentadas por los internos. Se conoció que los señalados están todos juntos en un espacio reducido. En la celda 1 había 28 reos, estos unieron fuerzas y sacaron las rejas de sus cimientos, de igual forma lo hicieron con las otras. Un policía dijo afuera a los familiares que sus allegados "usaron las rejas para cerrar el paso. Hicieron un solo calabozo con más espacio". El uniformado aseguró que los presos no intentaron huir, solo pidieron por sus derechos humanos. Ante la problemática llegaron defensores del pueblo y un fiscal para mediar con los internos y darle solución a sus problemas. El equipo de La Verdad intentó acercarse a un fiscal que se hizo presente con un carnet del Ministerio Público, pero este lo escondió y alegó no ser funcionario público.
Denuncias y temor
Los presos tienen 72 horas sin agua, el sistema de cloacas está colapsado, no les pasan las comidas y hasta la ropa se la quedan los policías, aseguraron los familiares. Una mujer gritaba que "cuando a los policías les da la gana reciben los almuerzos y cenas de los reos". Los problemas que viven los internos son por el hacinamiento, confirmó un uniformado. Las condiciones no son humanas, están unos con otros pegados, se turnan para dormir o lo hacen parados. Las pocetas no sirven y las cañerías están tapadas, indicó. No obstante, los presentes indicaron que temen por la seguridad de sus parientes. De ser trasladados al retén El Marite pueden contagiarse de tuberculosis o ser maltratados por los "prames" del Centro de Arrestos Preventivos, expresaron los allegados.
Enfermos
La falta de ventilación, el calor y la escasez de agua para bañarse los presos ha provocado que la mayoría tenga enfermedades en la piel. La esposa de un preso explicó que su pareja padece de una enfermedad conocida como prickly, médicamente conocida como miliaria. Es una erupción cutánea de color rojo, que provoca una sensación de ardor en quien lo padece. No obstante, han ingresado bandidos con heridas de bala y solo les han prestado servicio de primeros auxilios. Alegaron a favor de los señalados, que el pasado sábado los visitaron unos médicos cubanos y les pusieron tratamiento para la piel. "Pero eso es insuficiente, con una aplicación no van a curarse", refirió la esposa.
Cifras
990 policías tenía la plantilla de Polimaracaibo antes de la intervención a la institución el pasado 26 de febrero
277 uniformados salieron del cuerpo policial por no estar de acuerdo con la medida
12 efectivos custodian, en guardias rotativas, la comandancia en la Vereda del Lago
Errores y consecuencias
Humberto Prado, director del Observatorio Venezolano de Presiones, explicó que situaciones como la ocurrida ayer en Polimaracaibo son las consecuencias de una serie de decisiones errada emanadas desde el Ministerio de Asuntos Penitenciarios.
Explicó que en el caso de Maracaibo, el primer error radicó en cerrar la Cárcel Nacional de Maracaibo, mejor conocida como Sabaneta, sin tener una estructura que la reemplazara. Entonces, el problema de hacinamiento pasó a El Marite y a los calabozos de las Policías municipales y regionales.
Lo otro fue implementar la medida de mantener a los presos dentro de los calabozos hasta el que el juez determine la privativa de libertad, y en muchos casos hasta que exista una sentencia. Indicó que las consecuencias de mantener a los detenidos en espacios inadecuados son las enfermedades y los riesgos de fuga, porque los policías no están capacitados para cuidar presos.