Cambio individual

LUZ tendrá que repensarse, asumiendo con dinamismo y creatividad el devenir. Solo así  justificará su inversión en educación y rendirá cuentas reales ante sus verdaderos beneficiarios

Cualquier cambio que se haga en Venezuela debe comenzar por cada uno de sus ciudadanos. El país se ha convertido en un inmenso campo de batalla, en donde se busca el exterminio del otro. Pululan los odios, se exacerban los sentimientos encontrados, se viola la legalidad usando abruptamente el poder y la resultante es la pérdida de oportunidades históricas que difícilmente se repetirán.

La universidad sumergida en esta falla histórica, muestra signos de agotamiento y la influencia de factores externos hace mella en su comunidad profesoral, sus estudiantes, obreros y empleados. El sentido de responsabilidad ha sido reducido por factores internos y externos, que han obligado a sus miembros garantes del quehacer académico a revisar su accionar.

Los venezolanos están frente al dilema de esperar la dádiva de quienes han monopolizado la distribución de la riqueza petrolera o cambiar de actitud ante la desidia. Igualmente la Universidad del Zulia tendrá que repensarse, asumiendo con dinamismo y creatividad el devenir. Solo así justificará su inversión en educación y rendirá cuentas reales ante sus verdaderos beneficiarios: los venezolanos, no el Gobierno usurpador del poder. 

Del accionar individual de sus miembros dependerá la vigencia en el tiempo de la institución. La Universidad del Zulia está llamada a reasumir el rol de “faro guía de la sociedad”, dando luz en estos momentos de oscurantismo y llenando de esperanza a quienes les confían el futuro de sus hijos. Es deber retomar su senda, contando para ello con la reflexión y el accionar de su comunidad, tal como lo hacen el estudiante, Andrés Rivera, y el profesor de la Facultad de Ingeniería, Jairo Beltrán, recientes ganadores del Premio Odebrecht. Reconocimiento que hago extensivo, al siempre apoyador de estas iniciativas y decano de ese núcleo técnico, Mario Herrera. Una demostración de la Venezuela emprendedora que aún sueña con rescatar su democracia perdida.

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