Aprender a escuchar

El mejor momento para aprender a escuchar es este. Con tu edad biológica y sobre todo con tu edad cronológica. Con tus habilidades o tus carencias

Oír y escuchar no es lo mismo. Cierra los ojos durante un minuto y presta atención a todos los sonidos que tienes alrededor. Seguramente muchos de ellos que pasaban desapercibidos porque no resultaban significativos en ese momento ahora se muestran con claridad. 

Lo más seguro es que mientras yo permanezco en silencio, lo que estoy es, fundamentalmente, elaborando mi respuesta, perdiéndome así buena parte de lo que tu estás exponiendo. Y con bastante frecuencia, meto todo mi mapa de por medio. Esto quiere decir que con facilidad me puedo encontrar juzgando aquello que para ti es importante y que buscas transmitirme, en lugar de limpiar todo condicionamiento previo a través de un aporte empático.

Cuando hablamos de escuchar, casi se nos va el pensamiento directamente al lenguaje verbal. Has dicho o he dicho. Pero acompañando a este lenguaje verbal está el lenguaje no verbal, muchísimo más rico que el anterior y lo que es más importante, más genuino, más natural, más difícil de maquillar. De hecho, ante un mensaje ambiguo, es la parte no verbal la que nos puede aportar más garantía de interpretación. 

Para que se produzca una escucha de calidad, la persona tiene que sentirse acogida. Cuanto antes mejor. Desde pequeños. Porque esto favorecerá más y mejores relaciones con otras personas. En el colegio, en el parque, con los iguales y con otros adultos. Pero así como cuando me preguntan sobre cuál es la mejor edad digo que la que uno tiene… porque no tiene otra, en esto del aprendizaje de la escucha opino de forma muy parecida. El mejor momento para aprender a escuchar es este. Con tu edad biológica y sobre todo con tu edad cronológica. Con tus habilidades o tus carencias. El ser humano es un ser social que va construyéndose a lo largo de su biografía a través de su relación con otros seres humanos. 

 

Para que un niño incorpore a su patrón relacional buenas herramientas en materia de escucha, es necesario el modelaje a través de la interacción con figuras significativas para ellos. Los padres toman un papel relevante, de gran responsabilidad. Pero también los abuelos tienen mucho que decir en esta importante labor de la educación, porque disponen de otro tipo de tiempo, más pausado y más experimentado, más de “cuéntame lo que te sucede” mientras se come la merienda. 

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