Aprendiendo de Amy Winehouse

La pasada semana tuve la oportunidad de ver un interesante documental, sobre la vida de la cantante inglesa Amy Winehouse. Con una poderosa e inconfundible voz y una destacada habilidad como compositora

La pasada semana tuve la oportunidad de ver un interesante documental, sobre la vida de la cantante inglesa Amy Winehouse. Con una poderosa e inconfundible voz y una destacada habilidad como compositora, Winehouse logró en poco tiempo obtener los más importantes galardones internacionales en la industria de la música. Tras 27 años de una tortuosa vida marcada por el alcohol y las drogas, el 23 de julio del 2011 fue encontrada muerta en su residencia.

En lo particular me llamó poderosamente la atención aquellos factores de carácter personal, familiar y de entorno que hicieron a una talentosa artista, fatal víctima de sus vicios a temprana edad. Cuando se analizan dichos factores, se pueden identificar aquellos que como padres o familiares de jóvenes, debemos identificar para evitar la incursión en el mundo de las drogas y la muy posible derivación en delitos de diversa magnitud.

Heredar experiencias. Es obvio y comprensible que los padres se preocupen por la seguridad material de su familia. Pero en el futuro lo que más se aprecia y consolida la relación con los hijos, es el compartir experiencias favorables y constructivas.

Tiempo de calidad.  Los hijos aprecian su tiempo y espacio, en especial los adolescentes. Pero definitivamente necesitan tiempo de calidad con sus padres. Por tanto, se hace necesario reservar los períodos con la frecuencia que a ambos satisfaga.

Escuchar y observar. Los hijos tienen su lenguaje el cual como padres debemos aprender a escuchar, de manera que la comunicación sea realmente efectiva para ambos. Por otra parte, debemos estar atentos a las señales que pueden ser un llamado de atención de los hijos.

Padres, no amigos. Existen quienes prefieren sustituir el papel de padres por el de amigos. No creo que una definida figura maternal o paternal riña con la confianza, la transparencia y el respeto mutuo.

Ética y valores. Usted no puede enseñar lo que desconoce. De allí la necesidad que se tenga plena conciencia de la importancia de los valores. La tolerancia, el respeto, la responsabilidad, la verdad, entre otros, son principios que van a orientar el comportamiento de los hijos en su relación con los demás.

Si usted no se ocupa, lo harán otros. La responsabilidad como padres en la formación de sus hijos no se delega. Existen temas como por ejemplo el sexo y las drogas, sobre los que los hijos van a querer conocer. Si usted no lo hace, se corre el riesgo que busquen versiones de la calle, que no garantizan verdades ni buenas intenciones.

Éxito no implica madurez. Son numerosos los casos en los que niños y jóvenes logran éxitos en actividades específicas, lo que los expone a un entorno hostil para el que no están preparados. Por tanto, la presencia de los padres como vigilantes del bienestar de sus hijos debe ser permanente. De lo contrario, el impacto emocional puede ser de tal magnitud, que afecte negativamente al joven durante largo plazo.

Conocer el entorno. Las relaciones que pueden establecer los jóvenes pueden tener como origen numerosas fuentes. Ya no se trata únicamente de los compañeros del centro de estudio, los vecinos y familiares inmediatos. El internet, las aplicaciones para teléfonos inteligentes y los video juegos son medios donde casi no existen límites para conocer personas o información sin censura.

No espere a que sus hijos sean víctimas, una actitud y acciones preventivas minimizan esa posibilidad. Pensar que sólo ocurre a los demás, es exponer a toda la familia.

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