
Comercios
Sube como la levadura ante la escasez de harina. El precio del pan toma cuerpo cada semana. La falta de trigo y el accionar de la especulación encarecen la materia prima, acelerando incrementos en la venta final del producto en las panaderías. En el sector Amparo de Maracaibo, los consumidores aseguraron que el Sábado de Gloria la pieza superó la barrera de 100 bolívares.
“La señora delante de mí llevaba dos bolsas de pan, en una 10 panes franceses que le hicieron mil 140 bolívares cuando la pesaron, y otra con seis manitos de dulce que eran mil 40 bolos”, soltó con voz acelerada tras el asombro del costo, José Velásquez.
Finalizando febrero, el saco de harina de trigo punteaba a 20 mil bolívares cuando la venta en planta se facturaba sobre los cinco bolívares al mayor. En una protesta de Monaca, tras cierre técnico (temporal) de la empresa, los trabajadores alentaron las consecuencias de la falta de materia prima y los efectos en los bolsillos de los consumidores.
Ayer, La Verdad recorrió panaderías de la ciudad. La escasez de harina de trigo se siente en los comercios que maniobran para mantener las ventas. Las restricciones se aplican mientras quienes intentan amortizar el costo para no espantar a los clientes habituales.
En La Limpia, Indira Villanueva, consumidora, llegó tras recorrer “varias panaderías buscando pan”. A las 10.00 de la mañana, tras la búsqueda, observó una cola y aseguró “ahí hay pan”. Se formó y en minutos más personas se enfilaron al conocer que “sí hay pan” de la voz de Gustavo López, quien salía cargando una bolsa de pan dulce “largo” a 700 bolívares.
Villanueva aseguró que ya no importa la calidad. “Ahora está saliendo malo, pero es lo que hay. Estamos como en Cuba”, soltó entre lamentos por el alto costo de los alimentos. “Ya ni queso se puede comer. Era lo único que acompaña con el pan en la cena”, susurró.
En las panaderías visitadas “solo te dejan llevar 10 panes por personas. Si quieres más tienes que llevarte a la familia para tener más”, recordó al evocar la tarde del martes de Semana Santa. “Hice que mi esposo bajara del carro y comprara también. Estaba a 40 bolívares todavía”.