Carlos García, para obligar a regresar a Licida del Carmen Abreu Muñoz, le dijo que había enfermado y debía hospitalizarlo. "Era un engaño. Se regresó y la mató a tiros en la casa", lamenta la familia de la víctima
Para las 10.00 de la mañana quedó pautado el sepelio de Licida del Carmen Abreu Muñoz (41), a quien mató su marido, Carlos García, el pasado lunes. Sus familiares e hijos se resignaron a la pérdida. Ella decidió su destino. "Le advertimos que lo dejara y no hizo caso", repitió insistentemente su hermano Edixon Abreu. Solo lamentaron la suerte de su hijo de 12 años, quien ahora tendrán que lidiar con el asesinato de sus padres.
La familia recordó que la pareja se conoció hace 12 años. Trabajaban en el centro. Apenas se juntaron comenzaron los conflictos para Licida. Se embarazó casi inmediatamente y la obligó a dejar su trabajo. Apenas se mudaron juntos comenzaron las peleas, los gritos, los maltratos, los golpes y las amenazas. "No podía ni salir, porque mi padrastro le ofrecía tiros", comentó uno de los hijos de la víctima.
Hace un mes se separaron. Ella huyó a Santa Bárbara y él se quedó con su hijo. Para obligarla a regresar le dijo que había enfermado y debía hospitalizarlo. "Era un engaño. Se regresó y la mató a tiros en la casa", en la calle 119 Dr. Vargas, del barrio Las Banderas, en la parroquia Cristo de Aranza.
En la residencia de los Abreu entraban y salían vecinos, dolientes y curiosos. Todos conocían la historia, los maltratos y las amenazas. Ninguno olvida las detonaciones, los gritos y a la comunidad cuando corría para atrapar a García después del crimen y la reacción de los funcionarios cuando los apuntó con el arma. Lo mataron y cargaron su cadáver y terminó la historia.