No es para doblarla, es para aplicarla

Es increíble que un uruguayo, como Luis Almagro conozca a la perfección el diagnóstico de Venezuela, que se puede apreciar en el informe presentado el pasado martes

“Señor Almagro, doble la Carta Democrática y métasela por donde le quepa”. Nicolás Maduro. Caracas, Palacio de Miraflores, 31 de mayo de 2016. 

Carta Democrática Interamericana: 

Artículo 20. En caso de que en un Estado Miembro se produzca una alteración del orden constitucional que afecte gravemente su orden democrático, cualquier Estado miembro o el secretario general podrá solicitar la convocatoria inmediata del Consejo Permanente para realizar una apreciación colectiva de la situación y adoptar las decisiones que estime convenientes.

El Consejo Permanente, según la situación, podrá disponer la realización de las gestiones diplomáticas necesarias, incluidos los buenos oficios, para promover la normalización de la institucionalidad democrática.

Si las gestiones diplomáticas resultaren infructuosas o si la urgencia del caso lo aconsejare, el Consejo Permanente convocará de inmediato un período extraordinario de sesiones de la Asamblea General para que esta adopte las decisiones que estime apropiadas, incluyendo gestiones diplomáticas, conforme a la Carta de la Organización, el derecho internacional y las disposiciones de la presente Carta Democrática.

Durante el proceso se realizarán las gestiones diplomáticas necesarias, incluidos los buenos oficios, para promover la normalización de la institucionalidad democrática.

Este es el artículo al que el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, recurrió para “solicitar la convocatoria de un Consejo Permanente de los Estados miembros entre el 10 y el 20 de junio de 2016 (…) para atender a la alteración del orden constitucional y cómo la misma afecta gravemente el orden democrático” de Venezuela.

En un informe de 132 páginas Almagro expone, entre otras cosas que, “la crisis institucional en Venezuela demanda de cambios inmediatos en las acciones del Poder Ejecutivo”; y tal como lo hemos venido planteando en el escenario nacional e internacional; ese cambio pasa por la liberación de los presos políticos, por la realización del Referendo Revocatorio este año 2016, entre otros.

Es increíble que un uruguayo, como Luis Almagro conozca a la perfección el diagnóstico de Venezuela, que se puede apreciar en el informe presentado el pasado martes; y en el que además toca el tema del Zulia y la persecución de la que he sido objeto por denunciar a Arias y lograr que la Asamblea Nacional aprobara su interpelación para que diga ¿dónde están los reales?

La crisis humanitaria a la que este Gobierno ha sometido a 30 millones de venezolanos, no tiene precedentes en la historia; y así lo ha conocido la comunidad internacional que no sale de su asombro al ver cómo en 17 años, acabaron con un país tan próspero; y por eso se han sumado a la exigencia de un cambio.

No estamos solos en esta lucha por una mejor Venezuela; y más allá de los mecanismos democráticos internacionales; puedo dar fe de la solidaridad que miles de personas me han manifestado en la gira internacional que emprendimos hace poco más de dos semanas para, por un lado, denunciar la sistemática violación de los derechos humanos y persecución política de la que somos víctimas quienes discernimos del Gobierno; y por otro lado, para participar en la recolección de insumos médicos que emprendió mi hermana Lilian Tintori, a través del programa #RescateVenezuela

Aquí estamos y aquí seguimos. Tal como dice Leopoldo López, “el que se cansa pierde”, y ya hemos dejado bien claro que no nos cansamos de pedir y luchar por un Cambio Ya. 

Y antes de finalizar estas líneas, quiero dirigirme al señor Nicolás Maduro, permítame aclararle que la Carta Democrática no es para que el secretario general de la OEA la “doble y se la meta por donde le quepa”, tal como usted sugirió; no; la Carta Democrática es para invocarla y aplicarla, y déjeme recordarle que su Gobierno cumple con todos los requisitos.

La OEA no puede ser un club de amigos al que Maduro le gusta cuando le conviene y no cuando lo desnudan ante el mundo.

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