El engendro bidú y procaz

Ya la OEA comenzó a actuar, nos toca a los venezolanos seguir en las calles, en las universidades, en los barrios y donde sea, para lograr el objetivo arriba citado

 

El engendro heredero, ese que funge como Presidente de la República es el hazmerreír del continente; no solo por su verborrea procaz, sino, por su propia presencia física, que denota en sumo grado su falta de educación, de cultura y de valores, propios de una persona que, ciertamente no está a la altura del cargo que ostenta; es decir, es una aberración histórica, imperdonable de ese pueblo que lo eligió. En el continente y en el resto del mundo, no pueden entender cómo un país que “parió gente” valiosa para la lucha por la independencia; que ha brillado en la Filosofía y Letras; en la Medicina; en las artes plásticas y de miles de venezolanos que han dejado una huella imborrable en todas las potencialidades humanas y que la historia los ha juzgado, como lo que son: “Héroes Nacionales”, haya permitido que una bestia como el engendro heredero hubiese llegado a ese cargo, mucho más cuando está en duda su verdadera nacionalidad.

Me decía un amigo, un poco mayor, que el engendro le hacía recordar una bebida que se fabricaba en el Zulia, a mediados del siglo pasado, llamado Bidú, era ¡grande y maluco! y si hubiese hablado, hubiese sido procaz. El engendro bidú, ¡grande y maluco!, en estos 17 años de fracaso, no asume su responsabilidad en su gestión; él fue partícipe de esta plasta que pusieron en educación, salud, trabajo, seguridad ciudadana, vivienda, pymes destruidas, pobreza extrema, misiones usadas de manera politiquera, apagones, sequía en general, acompañadas de la corrupción y otros delitos. 

Si lo anterior fuera poco, hay que agregar la falta de respeto a los ciudadanos y al mundo, cuando en un discurso dirigido a los pocos que lo apoyan en cuanta movilización realizan, dirigió unas palabras de manera procaz, soez; haciendo uso de su incultura, contra el doctor Almagro, secretario general de la OEA; allí terminó de ganarse el odio, el rechazo a lo interno y en el ámbito internacional. El engendro bidú, ¡grande y maluco!, es un genuino representante del momiaje izquierdista y ahora cuando su régimen está en la bancarrota y con poco del legado que el difunto les dejó, anda vuelto loco. La Constitución nacional, debido a la derrota sufrida en las elecciones de la Asamblea Nacional, ya no les interesa, no les conviene porque es su principal óbice para poder perpetuarse en el poder; la quieren ajustada a sus deseos, como un traje a la medida, no les interesa ni el revocatorio y mucho menos las elecciones regionales.

Este ataque deliberado a la Constitución nacional y el uso irracional del TSJ, CNE y Poder Moral los siquitrilla en la voluntad popular; por una razón, esta está hastiada, cansada, del abuso del poder, y quiere un cambio, pero ya, mañana es tarde. El daño y el sufrimiento causado es irreversible sino se toman a tiempo los correctivos necesarios para cambiar; eso solo se logra si salimos del engendro bidú y procaz de Miraflores. Ya la OEA comenzó a actuar, nos toca a los venezolanos seguir en las calles, en las universidades, en los barrios y donde sea, para lograr el objetivo arriba citado. Señores de la MUD, señores diputados, la historia los juzgará si no acompañan al pueblo en esta lucha de cambio, hasta el objetivo final.

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