Casco central de Maracaibo cumple un mes despejado 

El casco histu00f3rico de Maracaibo es uno de los lugares donde se concentran las labores de rescate. (Fotos: Josu00e9 Gil)u00a0

Los marabinos transitan con comodidad a través de las calles del centro, sin embargo, los buhoneros aún buscan hacer su día en las esquinas, pero sin sus tarantines

El casco central de Maracaibo arriba a un mes de su intervención por parte del Gobierno regional y municipal. Las aceras de la avenida Libertador, así como de los principales centros comerciales que se encuentran en las inmediaciones, aún lucen despejadas.

La medida, que disgustó a los comerciantes informales por verse perjudicados en los meses de mayor venta del año, inició debido a las constantes denuncias de “bachaquerismo” y venta de efectivo, que generalmente se daba en el mercado Las Pulgas, pero la medida afectó a todos por igual. 

Los primeros en ser apartados de sus sitios de trabajo fueron los comerciantes y artesanos que estaban en la Calle Derecha y que tenían más de 15 años en el sitio. Hoy el Paseo Ciencias, como también se le conoce a la zona, es preparado para las festividades religiosas en torno a la Virgen de Chiquinquirá. 

Luego la medida fue extensiva a los tarantines que rodeaban el Centro Petrolero de Maracaibo y así como a todo lo que obstruyera el paso en las aceras dentro del perímetro del casco central, por lo que después de 30 años el sol se posó en muchos vitrales y escaleras. 

El jueves 13 de septiembre Willy Casanova, alcalde de Maracaibo, firmó el decreto 0035 en el que declara como zona de protección especial de patrimonio histórico y cultural el casco central de Maracaibo. Entre las medidas para recuperar toda la zona está la restitución de los servicios públicos y la recuperación de la vialidad.   

El ayuntamiento permitió a los buhoneros permanecer en el estacionamiento del mercado Kay-Kay hasta finales de año, tras removerlos de la misma avenida Libertador y el terreno ubicado al lado de Los Plataneros. 

Sin embargo, los comerciantes informarles mantienen una relación odio-amor, principalmente, con los funcionarios de la Guardia Nacional y la Policía Nacional porque, según denunciaron algunos vendedores, los uniformados cobran vacuna, pero cuando la presencia de los minoristas es demasiado obvia, les toca tragar “gas del bueno”, como el pasado 14 de octubre en la mañana. 

 

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