La ubicación de las oficinas corporativas de las principales empresas del país, suelen estar en la capital, incluyendo la de bancos regionales por ejemplo. En el plano intelectual la historia se repite, desde Caracas se cuenta con la mayor capacidad de divulgación
Venezuela ha sido definida constitucionalmente, y acaso históricamente, como una República Federal. Sin embargo, los hechos a lo largo de sus escasos dos siglos de vida republicana han mostrado que se trata de un país fundamentalmente centralista, no solo en lo político, sino en todos los ámbitos concernientes a su funcionamiento como sociedad, lo que incluye aspectos intelectuales y empresariales. Quizás lo poco que ha logrado sobrevivir son las expresiones culturales de cada región, las cuales se han convertido como en una especie de espacio de reivindicación de lo propio.
El poder político se concentra en la capital. Pero eso no significa que gobernar deba ser ejercido exclusivamente desde dicho centro de poder, por el contrario, las experiencias realmente federales muestran cómo cada región (sin importar cómo se le defina) tiene la posibilidad y las competencias para ejercer su propio Gobierno.
Pero tómense otros espacios, para seguir con el plano político, por ejemplo, el de los partidos. Para nadie es un secreto que las estructuras partidistas en el país en términos generales provienen del modelo leninista- stalinista, no solo el actual PSUV sino la propia AD, desde su fundación de manera explícita, y de forma menos explícita los demás partidos.
En cuanto al sector empresarial, basta ver los datos de distribución de los créditos por parte del sector i para percatarse que la gran mayoría son otorgados a empresas ubicadas en la región central. Asimismo, la ubicación de las oficinas corporativas de las principales empresas del país suelen estar en la capital, incluyendo la de bancos regionales por ejemplo.
En el plano intelectual la historia se repite, desde Caracas se cuenta con la mayor capacidad de divulgación, por lo que se asume que ahí se encuentra también la mayor capacidad de generación de contenidos, algo que quizás se verdad como consecuencia que todo el pensamiento venezolano busca ser escuchado desde la tribuna nacional que da la capital. Los principales medios de comunicación, los círculos culturales de mayor influencia, el acceso a recursos financieros (que siempre hace falta), se encuentran en Caracas.
Así, el centralismo está en el ADN venezolano. El principal antídoto contra el centralismo es fortalecer las capacidades políticas, intelectuales, empresariales, en cada región, de tal manera que tengan voz propia. Esto implica pasar de declaraciones de intenciones a asumir responsabilidades, que incluyen formarse, cooperar, desarrollar la autocrítica, y en especial confiar en las capacidades propias.