
Durante los tres primeros días del año la actividad comercial se mantiene activa en un 30 por ciento. Algunos compradores acuden con la esperanza de encontrar los añorados remates de año nuevo, sin embargo la realidad es anaqueles y tarantines vacíos
Una gran cantidad de comercios amaneció con sus santamaría cerradas, y aunque para esta fecha muchos esperan para aprovechar los tan recordados remates de enero, también muchos comerciantes prefirieron no comenzar actividades, dando un aspecto solitario y muy distinto al que tiene normalmente el casco central de Maracaibo.
Los pocos comerciantes que sí comenzaron a laborar ayer expresaron que las ventas estuvieron “muy bajas”, por tal motivo es que muchos dueños decidieron no abrir sus locales adelantándose a que esto era lo que se vaticinaba, por lo que prefirieron descansar un poco mientras todo vuelve a la normalidad.
Yoneida Sánchez (38), comerciante del Callejón de los Pobres, ahorita se deja rodar a cualquier tarantín vacío en las inmediaciones del centro comercial San Felipe para que se vea su mercancía por donde hay más circulación peatonal, aseguró que “con lo dura que está la situación, nadie bajará al centro a comprar nada, ya todos gastamos lo que teníamos para poder hacer las cenas del 24 y 31 de diciembre la gente que se ve en el centro será la que baje a buscar transporte para ir al trabajo y ahí aprovecharan los que tiene alguna caleta de efectivo para comprar”.
Agregó que para comer se dirige a otros negocios donde rematan y el los revende a un precio razonable para poder comprar comida “trabajo desde los doce años y a pesar de que habían temporadas pocos rentables, la de los últimos tres años ha sido una calamidad, porque chico, ni siquiera me da para comprar un cuarto de kilo de queso porque el kilo cuesta 350 mil bolos. ¿Dame razón vos?”
Los centros comerciales también exhibieron gran cantidad de negocios cerrados, además de presentar muy poca afluencia de gente. En el centro de Maracaibo, Gran Bazar mantuvo abajo sus santamarías, mientras que en Ciudad Chinita y Cima, solo abrieron los bancos, principalmente las ferias de comida y una que otra zapatería que mostraba su cartel de “remate”, sin embargo, nadie se acercaba.
En medio de una cambiante y convulsa economía, que al cierre de 2017 colapsó los puntos electrónicos bancarios, cortes de electricidad con algunos saqueos y echó a la calle a los compradores, ante el vaivén de los billetes de al menos 100.