Una
No hay ambiente para el Día de las Madres. Los problemas económicos “ahorcaron” las posibilidades de comprar un regalo para mamá. Los pasillos del centro de Maracaibo tienen más productos en exhibición que clientes, esto se refleja en la cara de los comerciantes informales, quienes esperan vender algo en el día. Argenis Madueño, propietario de un puesto de ropa en Las Playitas, se obstinó porque las personas preguntaban, pero no compraban nada, advirtió que las ventas cayeron en un 50 por ciento con respecto al año pasado.
Se debe invertir más de un sueldo para comprar un regalo. Una licuadora puede costar entre 100 y 200 mil bolívares y una plancha cuesta más de 40 mil. Énder Cabrera, promotor de venta, indicó que lo que más se vendía eran imitaciones de cremas y perfumes porque eran los productos más baratos. Para adquirir un par de zapatos nuevos se debe invertir más de un mes de trabajo.
Los vendedores se quejan porque las ventas están malas y ellos viven del día a día. Iván Arenas, comerciante, en el casco central, lamentó que “no se vende nada comparativamente con otros años” debido a la crisis.
Un balance
Madueño explicó que solo buscaba ropa económica. En el caso de electrodomésticos, una secadora de cabello cuesta entre 130 y 160 mil bolívares aproximadamente. Una plancha de pelo con cepillo cuesta 130 mil, una prenda de ropa vale 45 mil bolívares la más económica, y una licuadora cuesta 200 mil si es de una marca reconocida. “Los precios de los productos son más grandes que el amor de madre”.
El precio de un par de zarcillos es dos mil bolívares, mientras que un arreglo floral oscila entre tres mil y siete mil. Un detalle con un peluche y una rosa ronda entre los siete mil y nueve mil bolívares, pero la mayoría se quedan “abollados”.
Los comerciantes esperan que la clientela reviva el Día de las Madres y se dediquen a comprar regalos. “Queremos que las ventas se incrementen para subsistir en el negocio y que la inflación deje de causar problemas en los locales”, sentenció Madueño.
Última hora
La presencia de transeúntes que poblaba las calles del centro de la ciudad era notoria ayer. La mayoría buscaba un “regalito” de última hora para las madres en su día. Los comerciantes explicaron que las personas “todavía compran”, pero el grueso de los interesados solo preguntaba.
Mientras ofrecían sus productos, reiteraban que las ventas bajaron entre un 50 y 70 por ciento con respecto a años anteriores y los precios “se fueron por las nubes”. Felipe Pérez compra lo último y, a punto de irse, señala que “todavía hay espíritu de regalarle algo a nuestras madres”.