No estamos dispuestos a ceder ante la violencia, la represión y el amedrentamiento de los delincuentes -de Maduro hacia abajo- que destruyen a Venezuela. Las denuncias las haremos, sin estridencias, en las instituciones nacionales e internacionales
Cuando interrumpieron nuestro tránsito y vimos bajar de varias camionetas a unos ocho delincuentes armados, pero no identificados, sabíamos que nos enfrentábamos a las bandas armadas que desde sus tiempos de alcalde dirige el usurpador del Zulia.
Unos minutos antes habíamos terminado una actividad en el sector comercial conocido como Los Cactus, en la parroquia Domitila Flores del municipio San Francisco, de nuestro estado Zulia. Se enmarca dicha actividad en nuestro programa de acompañamiento a la ciudadanía en medio de la profunda crisis que vivimos.
Momentos como este son oportunos para encontrarnos con la gente. Gente que nos pide soluciones, fechas para “salir de esto”, que mantengamos nuestra lucha. También encontramos solidaridad, aliento y reclamos. Nos permitimos dar explicaciones y tratamos de orientar y describir nuestra política de reagrupación de fuerzas y presión hasta que logremos el quiebre de la dictadura.
La actividad que había comenzado a las 9.00 de la mañana estaba terminando a las 11.30. Fue a esa hora cuando abordamos el vehículo de uno de los directivos de Primero Justicia-Zulia y salimos hacia una reunión partidista. Unos minutos después, en la esquina de la avenida 10 con la 18 de Sierra Maestra, se produjo la agresión. La agresividad de los delincuentes, que resultaron ser funcionarios policiales sin uniforme, era totalmente irracional. Al impedir nuestro tránsito, comenzaron a golpear el vehículo en el que nos acompañaban Juan Montiel, coordinador de Primero Justicia en San Francisco; Ildanis Sierra, coordinadora de la Juventud de nuestro partido en el Zulia; Ybrahim Gutiérrez, coordinador de nuestro movimiento estudiantil en LUZ; Luis Enrique Araujo, coordinador de PJ en la parroquia San Francisco, y Carlos Machado, periodista de nuestro equipo.
Antes de que dañaran el vehículo, decidimos bajar de él y enfrentar la situación. Inmediatamente comenzamos a recibir la violencia de estos desadaptados que se concretó en agresiones verbales y físicas, ropa destrozada, celulares y cámara “retenidos”. Mientras nos sometían y golpeaban decían expresiones como las siguientes: “¿Ustedes creían que vendrían a hacer política en San Francisco sin consecuencias?”, “¡ustedes son los que están llamando a la intervención del imperio en Venezuela!”, “esto es para que no vuelvan a este municipio”. De seguidas nos obligaron a entrar a sus camionetas y nos trasladaron a la sede de la Policía Municipal en Sierra Maestra.
Ya en la sede policial nos encerraron en una especie de sala de espera y pudimos conversar con algunos policías uniformados, ajenos al procedimiento. Les decíamos que Polisur había sido ejemplo para Venezuela y que hoy es un ente policial disminuido y maleado. Entró uno de los funcionarios que nos habían agredido y dijo que el alcalde garantizaba el respeto a la inmunidad que ya había irrespetado. En ese momento entró un desconocido para mí, que resultó ser ese alcalde. Nos entregó teléfonos y cámara y manifestó su “preocupación” por los excesos de sus “muchachos”. Expresó que abriría una investigación y establecería responsabilidades. Yo le dije que esperaba que eso lo dijera ante los medios de comunicación con mi incredulidad hacia él y con la certeza de que no lo hará.
En efecto, ya han cambiado la versión con un relato que ni ellos mismos se lo creen. Lo cierto es que salimos de ese espacio sin dos teléfonos y el chip de memoria de la cámara robada, con unas disculpas en las que no creímos y con la convicción de que debemos seguir luchando para liberar a Venezuela de esta dictadura. Inmediatamente comenzamos a idear la actividad que haremos esta misma semana en San Francisco.
No estamos dispuestos a ceder ante la violencia, la represión y el amedrentamiento de los delincuentes -de Maduro hacia abajo- que destruyen a Venezuela. Las denuncias las haremos, sin estridencias, en las instituciones nacionales -a las que acudimos solo para que el expediente quede- y a las internacionales, para engrosar el expediente de delitos de Maduro y sus cómplices. Seguimos luchando. ¡No perdemos la esperanza! ¡Nuestra patria saldrá de esto!