Venezuela lleva varios días o quizás unas semanas donde la nueva esperanza de cambios políticos activó principalmente a los ciudadanos de a pies y despertó el anhelo de retomar la cuasi tranquilidad con la que vivíamos hace algunos años
Sin embargo, considerando que varias informaciones las obtenemos mediante las llamadas cadenas, tenemos el riesgo de conectarnos con cualquier información que aparezca mediante estas.
Y es que la exposición es tan alta que cualquier información nos logra colocar de “mentes ocupadas” o hasta “dementes ocupadas”. Vemos como noticias (triviales) nos distraen del verdadero enfoque que debemos tener y nos desgastan sin premio alguno.
Son noticias de revuelo nacional casos como que un cantante cualquiera acepte dar un concierto en una fiesta privada de cualquier político del momento, si las empresas del papá de tal periodista obtuvo divisas de manera equis o hasta si un comediante se coloca una peluca y termina supuestamente denigrando a las mujeres, pero el nivel de ocupación mental es de tal magnitud que pareciera que alguno de los acontecimientos anteriormente mencionado fuese el detonante para la solución a nuestra verdadera situación, donde la creatividad es primordial para crear nuevos rumbos y nuevas teorías de crecimiento nacional.
Hoy podemos confirmar que vivimos de mentes ocupadas, cuando un eructo fue lo más importante en un evento donde las expectativas por lo que se fuera a decir allí era de tal magnitud que dependía para abrir o cerrar comercios enteros.
El objetivo de esta nota no tiene ni un ápice de crítica, si de distraernos sanamente se trata, por el contrario el norte se refiere a mantener expectante nuestras mentes, sin desgaste innecesario alguno, de manera de crear y/o aprovechar las oportunidades que abundan en nuestro país.
Minimicemos la costumbre actual de esperar dadivas y en su lugar elijamos activar la creatividad y por ende nuevos caminos que generen mejores resultados sociales. Hace unos días circuló por las redes sociales una historia denominada “las vacas no dan leche” y es tan cierto que el final de la historia explica que: las vacas, las ovejas o las cabras no dan leches; o las ordeñas o no la dan.
Aún hay quienes piensan que las vacas dan leche, que las cosas son automáticas y/o gratuitas. La vida no es cuestión de desear, pedir y obtener, por el contrario es desear y accionar con perseverancia hasta triunfar.
La ausencia de esfuerzo limita la creatividad, evitemos ser es tipo de mentes ocupadas!!!