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Los dueños de lo ajeno no respetan ni las casas de Dios. En Cabimas las 17 edificaciones de la iglesia católica, 13 parroquias eclesiásticas, más dos iglesias filiares y dos rectorías, han sido, en su mayoría, el blanco de la inseguridad. La parroquia Catedral Nuestra Señora del Rosario en Cabimas, la han visitado al menos unas 15 veces en lo que va del año.
Su párroco, Jorge Pérez Duno, manifestó su pesar por la situación, pues son las casas edificadas para la adoración de Dios las más perjudicadas. “Nuestras iglesias están desprotegidas. La delincuencia está desatada y ya no respetan que estas edificaciones son de Dios, no son nuestras. Los que roban también son hijos de Dios, descarrilados, pero le hacen un daño enorme a la comunidad religiosa”.
Los vándalos prefieren las casas parroquiales. De ahí roban objetos personales de los párrocos, equipos de computación y teléfonos. “También entran a los santuarios con el fin de llevarse los objetos y formas sagradas, pero sobre todo buscando dinero. Ellos creen que esos son de oro, pero no es así. Su valor es espiritual no monetario. También hacen la maldad de derramar en el piso las formas sagradas. Esto ha pasado varias veces en todas nuestras edificaciones. Es un sacrilegio”.
Mayor resguardo
Para el presbítero es imperiosa la necesidad de un mayor resguardo por parte de los organismos de seguridad, acuerdo ya logrado con los representantes policiales, pero también refiere sobre mayor colaboración de las comunidades que rodean los templos sagrados. “Es imposible que roben una iglesia o a un párroco y nadie vea ni escuche nada. Hay que tener conciencia. Todos deben poner un granito de arena para su cuidado y resguardo”.
A inicio de año unos bandidos ingresaron a la casa parroquial en horas del mediodía, ubicada al lado de la Catedral, violentando el portón del patio trasero y el vidrio de la ventana de la cocina. En esa oportunidad un delincuente amenazó de muerte al párroco con un revólver, mientras su compinche sacaba dos computadoras, teléfonos celulares y sus objetos personales. Las pérdidas fueron de unos 100 mil bolívares, aproximadamente.
Feligreses asechados
María Velásquez, vecina de la parroquia, manifestó con preocupación que mientras los feligreses escuchan misas los delincuentes aprovechan para llevarse las computadoras y baterías de los carros, los cauchos y reproductores. “Esto pasa a cualquier hora. Cuando la gente sale de misa se escucha el comentario de que a alguien lo dejaron sin nada en el carro”.
En un fin de semana pueden registrarse hasta seis vehículos hurtados en las afueras de la catedral de Cabimas y otras sedes como la iglesia Corazón de Jesús, La Candelaria y San Juan bautista.