Era 12 de febrero cuando en 1814 el país debatía la Batalla de La Victoria, lucha que podría ser catalogada como una de las más decisivas en la Guerra de la Independencia.
Hace 210 años, un grupo conformado por 1.500 estudiantes, entre ellos seminaristas, se unieron a las tropas republicanas comandadas por el general José Félix Ribas, y fueron ellos los protagonistas de la hazaña de vencer al ejército del temible José Tomás Boves en la batalla qye tuvo lugar en la ciudad homónima del estado Aragua.
Este lunes se cumplen 77 años de aquel decreto realizado en 1947 por la Asamblea Constituyente de entonces, que declaró que cada 12 de febrero se conmemoraría la gran victoria de aquellos muchachos que estuvieron dispuestos a dar su vida por el futuro de Venezuela.
A pesar de las pérdidas y el derramamiento de sangre, el triunfo que marcó la historia independentista quedó del lado republicano.
Una batalla sin armas
Aunque con el pasar de las décadas, las generaciones ciertamente enfrentaron diversos cambios sociales y políticos, aún existen jóvenes que día a día debaten la batalla de continuar en un país que, aunque no se encuentra enfrentado una guerra de armas, confronta una realidad repleta de retos sociales que pueden limitar la libertad de muchos estudiantes.
“Yo creo que el mayor reto que podemos tener es el ser parte, justamente, de las realidades que nos rodean”, señaló el seminarista marabino Rances Mercado al Diario La Verdad.
Mercado afirma que en una sociedad donde el ego y el enfoque exclusivo en el bienestar propio “nos han encerrado en burbujas mentales que nos han apartado del mundo y nos hacen, por irónico que suene, menos humanos”, se debe trabajar para construir una sociedad mejor o, al menos, poner los primeros granitos de arena para hacer la diferencia.
El seminarista contó que, al recordar la batalla que hoy se conmemora, su aporte en la humanidad es principalmente a nivel espiritual. “Mi mayor contribución es ayudar en la dignificación de la vida y del sentir de nuestro prójimo, el hacerlo sentir parte de la sociedad, o incluso, parte de una familia, cuando la soledad y la desesperanza llega a su vida”.
A pesar de los retos y desafíos, existen muchachos que se levantan todos los días para la formación de un mejor país. Este es el caso de Carlos Bolívar, un periodista de 24 años de edad que busca “promover hábitos académicos”.
“Salí de un pueblo donde no todo el mundo ha recibido una educación universitaria, y uno de mis propósitos como ser humano y como joven fue demostrar que con estudio, trabajo y respeto podemos hacer de Venezuela un mejor país”, explicó.
Dianileth Cepeda es una joven líder, de 18 años de edad, que ha dedicado parte de su vida a guiar a otros jóvenes que transitan por caminos de desesperanza.
“Soy una joven católica que trabaja con y por los jóvenes, brindando herramientas para que ellos se puedan sentir seguros y amados, entendiendo que son libres de vivir su vida, pero conociendo las tentaciones, límites, y los peligros que también existen y que su condición de joven los hace más vulnerables a ellos”.
Cepeda asegura que, a través de su profesión, puede dejar su “granito de arena” en la formación de las generaciones futuras, ya que se encuentra estudiando para ser maestra de educación inicial.
Sobre el significado que tiene el ser joven en la actualidad, y en especial en Venezuela, comentó que se trata de “convertir los problemas en oportunidades”.
“(Ser joven) es cambio, es mejorar el futuro, sanando el pasado. Es luchar por tus ideales dejando el miedo atrás”, opinó.
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octubre 1, 2024
