En los despachos del Camp Nou siguen con el mismo discurso cuando se les pregunta por el futuro azulgrana de Antoine Griezmann. “De ese tema no se habla”, dicen. Pero eso no quiere decir que se sientan ganadores de la partida
Desde hace meses, el club, en la persona de Robert Fernández, secretario técnico, trabaja a destajo por ponerle al francés la camiseta de la próxima temporada, que será presentada el próximo sábado.
Josep María Bartomeu, presidente del Barcelona, también se mantiene en silencio. Sabe que el acuerdo con el futbolista es total y su principal obsesión es que las relaciones con el Atlético de Madrid no queden dañadas. Entiende el máximo mandatario del club que la llegada de Griezmann será en breve y quiere darle oficialidad al pacto antes de que el francés se concentre con su selección en vistas al Mundial de Rusia que comienza el 14 de junio.
El Barça y Griezmann hace tiempo que se entendieron. En noviembre de 2017. “Hay una cláusula de penalización”, afirman desde el vestuario, aunque los ejecutivos eluden hablar de ello. “Sería como cuando Joan Gaspart vendió a Luis Figo al Madrid y Florentino Pérez quiso incluir una cláusula en la que si alguna de las dos partes se echaban atrás debía compensar a la otra”, indican. Pues eso. ¿Y de qué cantidad estaríamos hablando? “Entre 15 y 20 millones de multa”. Casi nada.