El hambre como arma de guerra

 

Los panaderos venezolanos no ven el trigo ni la harina, y cuando esta última les llega es a través de la fatídica “mordida”, lo que les obliga a incrementar el precio del producto hasta niveles estratosféricos

“Rusia tiene todo el trigo que necesita Venezuela, acabaremos con las mafias panaderas”, aseguró Maduro, quien culpa a los empresarios del pan por las largas colas en sus establecimientos y del racionamiento que sufren los consumidores. El Presidente también culpa a los empresarios de la comida de una guerra económica, con esto pretende justificar su incapacidad para solucionar el problema de hambre atroz que está padeciendo el pueblo venezolano. 

La producción rusa de trigo en el último año fue de 73 millones de toneladas métricas, la de China 130 millones de toneladas y Bielorrusia con otra importante producción, récord para la zona, pero los panaderos venezolanos no ven el trigo ni la harina, y cuando esta última les llega es a través de la fatídica “mordida”, lo que les obliga a incrementar el precio del producto hasta niveles estratosféricos, mientras que sus empresas languidecen por efectos de la crisis. 

Los cereales dominan el comercio mundial de alimentos con 700  millones de toneladas métricas, señala la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). A pesar de que, según esta organización mejoraron las perspectivas de producción de cereales en el mundo, en algunas regiones de África y Asia, donde los conflictos armados no cesan, no logran acceder al trigo porque los dictadores no permiten la ayuda humanitaria. 

Las personas que padecen hambre harán cualquier cosa para poder comer, lo que significa que aquellos que tienen el control sobre los alimentos lo utilizarán en beneficio propio. Henry Kissinger, en 1974, sugirió el uso de los alimentos como arma para la reducción selectiva de la población, según aparece en un informe conocido como: Implicaciones del crecimiento de la población mundial para la seguridad de Estados Unidos. Allí se proponía cancelar las ayudas alimentarias a los países en desarrollo hasta que estos aprobaran políticas de control de su población. 

Con la escasez de comida en Venezuela y los altos precios de los productos, seguramente en el alto Gobierno habrá alguna mente maquiavélica que piense como Kissinger, con la única intención de seguir la fiesta del poder incontrolado. Hoy, sin embargo, pareciera que el mundo entero estuviese recibiendo un arsenal de bombas basadas en los alimentos, ya que, de múltiples formas se le está impidiendo el acceso a la comida a muchas personas.

El incidente más antiguo documentado de la intención de usar el alimento para controlar a los enemigos está registrado en textos hititas del 1500-1200 a.C., en el que víctimas de peste fueron conducidas hacia tierras enemigas y obligados a comer centeno, un cereal que trae un hongo parásito que produce la enfermedad del ergotismo cuando se ingiere.

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