El papa Francisco presidió este domingo el rezo del Ángelus dominical desde la capilla de su residencia vaticana y no desde la ventana del Palacio Apostólico para sanar un resfriado y como “precaución” antes de la Navidad.
“Queridos hermanos y hermanas, buenos días. Lamento no estar con vosotros en la plaza. Estoy mejorando, pero se deben tomar precauciones”, empezó el Papa, con una voz algo afectada y con tos, en su mensaje retransmitido por la Santa Sede.
El pontífice argentino, que acaba de cumplir 88 años, apareció sentado tras una mesa delante del altar de la capilla de la Casa Santa Marta, su residencia, junto a una figura del Niño Jesús regalada, según dijo, por el arzobispo de Santa Fe y realizada por aborígenes ecuatorianos.
El mensaje fue emitido en las pantallas de la Plaza de San Pedro del Vaticano, donde le escuchaban cientos de personas, entre estas muchos niños que este día acuden al lugar para la tradicional bendición de los ‘bambinelli’, las figuras del Niño.
Por eso, habló de la maternidad y la infancia en su mensaje previo al Ángelus y recordó cuando, antes de ser papa y tomaba el autobús, veía cómo se cedía el asiento a las mujeres embarazadas: “Era un gesto de esperanza y respeto”, dijo.
Así, llamó a ser “gentiles” con las madres encinta y a defender el “valor sagrado de la vida de los pequeños desde su concepción en el vientre materno”.
“Aquí, en la plaza, veo a madres con sus hijos, y quizá también haya algunas que estén en la ‘dulce espera de uno’. Por favor, no seamos indiferentes a su presencia, aprendamos a admirarnos de su belleza y, como hicieron Isabel y María, bendigamos a las madres y alabemos a Dios por el milagro de la vida”, dijo en su mensaje.
Lamenta la “crueldad” en Gaza
Francisco lamentó también la “crueldad” perpetrada en la Franja de Gaza, con “niños ametrallados”, para después invocar un alto el fuego navideño en todo el mundo.
“Con dolor pienso en Gaza, a tanta crueldad, a los niños ametrallados, a los bombardeos de escuelas y hospitales. ¡Cuánta crueldad!”, denunció.
Ayer mismo advirtió que las autoridades israelíes habían negado el acceso a Gaza del Patriarca de Jerusalén de los Latinos, el cardenal Pierbattista Pizzaballa.
Por otro lado, el Papa abogó porque “en Navidad pueda llegar un alto el fuego en todos los frentes de guerra”, desde la Tierra Santa y “todo” Oriente Medio o Ucrania.
Recordó este país, que afronta un nuevo invierno invadido por Rusia: “La martirizada Ucrania sigue siendo golpeada por ataques a las ciudades que a veces dañan escuelas, hospitales e iglesias. Que callen las armas y resuenen los cantos navideños”, instó.
Asimismo, el sumo pontífice aseguró que sigue con atención la situación en Mozambique, sumido en una serie de protestas tras los resultados de las elecciones del pasado 9 de octubre.
“Quiero renovar a ese amado pueblo un mensaje de esperanza, paz y reconciliación. Rezo para que el diálogo y la búsqueda del bien común, apoyado por la fe y la buena voluntad, prevalga sobre la desconfianza y la discordia”, auguró.
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