El más grave peligro por el que atraviesa este país, en medio de una crisis sin precedentes, es que se le imponga al margen del Estado de derecho, una Constitución socialista. Esta desvirtuaría la naturaleza del Estado democrático y republicano que nos dimos desde 1811, sin razón alguna. La República de Venezuela desde su nacimiento, asumió el patrón democrático liberal de Constitución, que hemos mantenido y puesto al día en las 26 Constituciones que nos han regido hasta la actual, aprobada por el pueblo venezolano en el referéndum del 15 de diciembre de 1999
Hoy, un régimen obsesionado por una ideología fracasada y antihistórica, pretende cambiar arbitrariamente ese patrón constitucional de tradición histórica entre nosotros, cuando en Venezuela no hay ninguna crisis de Estado, sino simplemente de Gobierno. Y además, resulta totalmente ilógico, que un régimen que ha generado en este país la crisis política, económica y social más grave de América Latina, precisamente por imponer inconstitucionalmente un modelo socialista de gobierno, ahora pretenda superar esa crisis, con la imposición de un modelo constitucional socialista. Sería como darle a un enfermo en cuidados intensivos, mayores dosis del medicamento que lo está exterminando.
Es por ello, que el mayor peligro del país en este momento, sería sustituir sin razón alguna, el patrón democrático-liberal de Constitución exitoso en los países más avanzados del mundo, por un patrón constitucional socialista fracasado en todas las experiencias en que se ha pretendido instaurar desde la URSS o China, hasta Cuba o Corea del Norte. ¿Qué pondríamos en peligro los venezolanos en el caso de adoptar un patrón socialista de Constitución? En primer lugar, la amplia y rica gama de derechos humanos que deben ser garantizados por el Estado, por ser derechos de la persona humana.
Esos derechos en nuestra Constitución actual, gozan de una superioridad ontológica y axiológica respecto al Estado, que se perdería en un modelo constitucional de poder ilimitado y centralizado como el socialista de inspiración totalitaria. En la historia reciente del mundo, hay numerosos ejemplos de esta afirmación. En segundo lugar, se pondría en peligro el principio democrático de nuestro modelo constitucional.
La democracia dejaría de ser la fuente básica de la legitimidad del poder político del Estado y de sus instituciones. Se extinguiría paulatinamente la presencia activa de la ciudadanía en la formación, resolución y ejecución de las decisiones colectivas, como ya lo venimos observando desde hace varios años. Basta citar, que se nos pretende imponer una Constitución producto de una Asamblea Constituyente no aprobada por el pueblo venezolano, que desconoce el poder institucional, el poder limitado y el poder distribuido y equilibrado del patrón constitucional democrático-liberal aún vigente en Venezuela. Continuaremos.