El proceso revolucionario chavista (II)

Las misiones, entre otras tantas iniciativas populistas, son los cordones que atan a los  pobres con el Estado. Y el Estado es Chávez

 

Esta es la segunda parte del retrato que hace el intelectual chileno de izquierda Fernando Mires, en su obra: Al Borde del Abismo – El Chavismo y la Contrarrevolución Antidemocrática de Nuestro Tiempo. Colección Actualidad-Debate. 2007.

“No importa que en Chile, Argentina, Brasil, tengan lugar políticas sociales más importantes y sobre todo más racionales que las que han tenido lugar en Venezuela. Lo decisivo es que Chávez, a diferencia de los gobernantes de esos países, no ha integrado a los pobres a la sociedad, como muchos seguidores suyos, -sobre todo la clase intelectual, que es la más virulenta de todos- sino al Estado. Sin suprimir la pobreza, Chávez la ha estatizado. Las misiones, entre otras tantas iniciativas populistas, son los cordones que atan a los  pobres con el Estado. Y el Estado es Chávez. Los pobres son de Chávez, por eso deben seguir siendo pobres. Hay por cierto algunos chavistas inteligentes, pero no lo son tanto como para reconocer que Chávez no representa un proyecto de sociedad, como ellos imaginan, sino que, antes que nada y sobre todo, un proyecto de toma de poder. Nota del articulista: El proyecto de la toma del poder para no soltarlo bajo ninguna circunstancia, es el abc del comunismo castrochavista.

“Las Misiones, los Círculos bolivarianos, los Comandos de “Camisas rojas” son medios para tomar el poder desde abajo. La Constitución, el Escudo, la Bandera, Bolívar, todos los poderes simbólicos de la nación, han pasado a ser propiedad de Chávez, quien los modifica o interpreta a su antojo. Chávez intenta tomar el poder desde todos lados; desde abajo, desde el medio y por supuesto, por arriba; cuando haciéndose aclamar en “foros mundiales”, despotrica en nombre de la justicia universal, en contra de su último descubrimiento: El “imperialismo norteamericano”.

Pero Chávez no es antiimperialista. Chávez es en primera línea, antidemocrático. Por eso ha insultado de la manera más soez a diferentes gobernantes y políticos democráticos de América Latina. Nadie ha insultado en su vida a tantas personas decentes como lo ha hecho Chávez. No obstante, se equivocan aquellos que piensan que Chávez insulta por insultar. Como ha sido dicho, sus insultos, cuidadosamente calculados, forman parte de una estrategia suya de poder. 

Mediante el insulto, destruye las posibilidades del diálogo político, tanto hacia el interior como hacia el exterior del país. Y donde no hay política, muere la democracia, el diálogo y comienza el autoritarismo y el terreno. Continuará…

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