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La Revolución Francesa terminó con el antiguo régimen feudal francés, se inició en 1789. Facilitó la transformación de la vida política francesa con instituciones bajo el principio de la soberanía popular. Se enmarcó en la ideología liberal, con la propiedad privada, libre competencia, pluralismo, alternabilidad electoral y separación de poderes. Puso término al feudalismo y al absolutismo y originó una nueva realidad política, económica y social.
Sin embargo, la Revolución Francesa lo único bueno que tuvo, -al parecer-, fue que acabó con la monarquía, porque los lemas de la igualdad, legalidad y fraternidad que pregonaban, no fueron más que expresiones simpáticas y bonitas para cautivar al pueblo francés. En realidad, no hubo ni igualdad, ni fraternidad, ni legalidad, sino guillotina pareja para la oligarquía, sus adeptos y afines y, a tiempo completo; de la cual no se salvaron ni siquiera unos cuantos jerarcas de su revolución, Robespierre y el mismo Guillot, inventor del nefasto aparato.
En esto se parecen los rojos rojitos chavistas a los jacobinos franceses de la revolución de 1879, si por ellos fuera, con sus consignas socialistas ya habrían impuesto la pena capital para sus opositores con el cuento del odio, siendo ellos los que lo profesan con improperios y actos, odio parejo contra la oposición. Razón tiene Emiro Albornoz León en su artículo de El Universal, “lo que falta es la guillotina”; cuando dice:
“En verdad que estoy convencido que esos comunistas que usurpan a la AN, que no creen ni en Dios ni en nada, pero simulan ser cristianos, con qué gusto impondrían la guillotina si los tiempos se lo permitieran. Las ganas les sobran”.
Esta gente con su ANC espuria solo está acomodando leyes a su antojo y conveniencia, el bodrio de la ley contra el odio y la promoción de la ley de convivencia, son un paquete castro-comunista-estalinista, donde los juicios sumarios van a campear como piojos en el manicomio en contra de la disidencia y la libertad de expresión.
Así actuaron inquisidores como: Stalin en la extinta URSS, contra artista y ciudadanos opositores, Mao en China contra estudiantes e intelectuales. Hitler el 10 de mayo de 1933 cuando estudiantes de ciudades universitarias con un discurso de odio y discriminación quemaron títulos de autores que no cuadraban con su ideología. Para luego matar gente a punta de gas.