Habló la Fiscal, ¿y quiénes más?

Una sola declaración de la Fiscal bastó para poner a correr al Presidente de la República. Esto es una clara señal de las fuerzas que a lo interno del Gobierno tienen sus propios intereses

En política nada es inocente, y más cuando esta se centra en la lucha por el control del poder. Bajo esta premisa las declaraciones de la fiscal de la República derivan a territorios que van más allá de si esta funcionaria tuvo una epifanía moral de apego a la democracia, o de si se trata de un montaje del propio Gobierno para hacer creer que en Venezuela aún hay separación de poderes. Sobre la primera hipótesis es poco lo que se puede decir con certeza, y sobre la segunda no parece razonable que para demostrar separación de poderes el Presidente promueva que el TSJ se retracte.

Una tercera hipótesis puede ser que la fiscal habló en nombre de un sector del oficialismo que veía en la supresión de la AN una amenaza para ellos mismos. Por ejemplo, ¿qué pasaría con la propia fiscal, que es nombrada por la AN, si dicha atribución pasara a manos del TSJ o de algún organismo que éste designara? ¿Qué opción electoral podían visualizar quienes dentro del oficialismo tienen aspiraciones a ocupar mayores posiciones de poder? En fin, sabiendo que a lo interno del oficialismo hay sectores con intereses distintos al cerrarse los espacios democráticos algunos de ellos perdían también.

Lo más interesante de lo anterior, y quizás lo menos especulativo, es que más allá de las razones, lo cierto es que una sola declaración de la fiscal bastó para poner a correr al Presidente de la República. Esto es una clara señal de las fuerzas que a lo interno del Gobierno tienen sus propios intereses y, más importante aún, capacidad de acción. Es decir, el Gobierno no es monolítico, una señal adicional de su debilidad.

Lamentablemente los momentos de mayor debilidad de regímenes de este tipo suelen ser también los más peligrosos. Al sentirse amenazados la respuesta natural es defenderse. Por eso la reacción diferente frente a las protestas de calle y las presiones internas, mientras que con las primeras el Gobierno se sienta con fuerza suficiente para golpear, a lo interno prefiere la negociación (hasta que pueda cambiar la situación y realizar alguna purga).

Es un momento complejo para el país, entenderlo es aún más complicado. En este sentido, se puede decir: a) El Gobierno está debilitado; b) El oficialismo no es monolítico y se encuentra a lo interno manteniendo un tenso equilibrio; c) La oposición aún sigue sin estar claramente cohesionada. Hay otras dos variables claves sobre las que aún reina mucha incertidumbre y que pueden ser las determinantes: a) ciudadanía/pueblo en la calle; y, b) Fuerzas Armadas.  

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