Hambre hecha en "robolución"

Según ellos, Venezuela es el paraíso terrenal. Aquí no hay hambre y los más de cuatro millones de venezolanos que han huido del país, no lo han hecho acosados por el hambre, sino influenciados por una campaña mediática de la oposición y hasta el imperio "mesmo", que los ha motivado a emigrar

El fantasma del hambre recorre a Venezuela por los cuatro costados, y ya tiene su secuela de muerte, especialmente en lo más vulnerable de la población como son los niños, el futuro del país. 

Al régimen de Nicolás Maduro, a quien me resisto a decirle Presidente, no le gusta que se hable del tema porque indiscutiblemente, le da escozor o piquiña. Pero no solamente no le agrada hablar del flagelo del hambre, sino que lo niegan, desde el propio Maduro, pasando por los más de 150 ministros que ha inventado este manirroto régimen para ampliar su larga lista de enchufados, altos personeros gubernamentales y los dirigentes del bodrio ese que llaman partido socialista unido de Venezuela, así con minúsculas, en cualquier escenario donde tengan oportunidad de hablar, ya sea en nuestro país o en el exterior.

Según ellos, Venezuela es el paraíso terrenal. Aquí no hay hambre y los más de cuatro millones de venezolanos que han huido del país, no lo han hecho acosados por el hambre, sino influenciados por una campaña mediática de la oposición y hasta el imperio "mesmo", que los ha motivado a emigrar.

El régimen desconoce que Venezuela es el único país del mundo, donde la gente trabaja y el salario que devenga durante un mes de arduo esfuerzo físico y mental, no le alcanza ni para comer tres días continuos, porque se va en comprar hasta el momento de salir publicado este artículo, un kilo de carne, un cartón de huevos y un kilo de queso. Mucho menos alcanza para cubrir otras necesidades del hogar, y ni pensar en diversión para la familia, que es secundaria, pero necesidad al fin.

Y esa capacidad para mentir descaradamente sobre la lamentable situación de hambruna que vive el país, negarse tozudamente a recibir la ayuda humanitaria para que lleguen al pueblo los alimentos y medicinas, que millones de personas no pueden adquirir por la grave situación económica que azota a la nación, es que a Maduro lo rechaza más del 90 por ciento de los venezolanos.

La FAO acaba de informarle al mundo, que en los últimos dos años de esta malhadada revolución hay un balance trágico de 600 mil niños desnutridos, en su mayoría condenados a no significar nada para el futuro y progreso del país, porque los daños causados por este flagelo en su constitución física y mental los anula como seres humanos bien formados.

La organización de la Iglesia católica mundial, Cáritas, reveló recientemente en un informe que cientos de miles de niños venezolanos estarían condenados a morir de hambre. Pero esto a Maduro le resbala y se niega a declarar la crisis humanitaria que establece el protocolo mundial de ayuda a los países en situación de hambruna.

Pero yo sé por qué Maduro no acepta declarar a Venezuela en crisis humanitaria en alimentación y salud. Sencillamente porque se estaría declarando como un Estado fallido al no ser capaz de satisfacer las necesidades elementales del pueblo, a pesar de ser un país petrolero con las mayores reservas mundiales de crudo y con unos ingresos que en los últimos años han significado unos dos billones de dólares por la venta del petróleo.

 

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