Horas de oprobio

Para superar este oprobio solo nos queda luchar y luchar, porque no permitiremos más atropellos a la comunidad sin reaccionar. El pueblo le perdió el respeto a Nicolás

Vivimos horas difíciles, la ultimas del régimen vergonzoso, digno del rechazo de todos los venezolanos. Integrado por ineptos, corruptos y traidores, quienes nos arrastraron al caos económico y social.

Tiempos de oprobio porque constituye un deshonor, un agravio… una infamia, lo que aquí vivimos y a lo que el 90 % de los ciudadanos le decimos ¡basta!

Ciertamente son momentos duros, pero también plenos de esperanza. Gracias a la voluntad de cambio, a la fe y a nuestra fuerza como pueblo decidido a recuperar la libertad. Por eso enfrentamos a los que desean que todo continúe igual, a quienes no quieren enderezar el rumbo, a los responsables de la inmensa crisis humanitaria que vivimos.

Emprendemos la fase final de un proceso de liberación, enfrentamos un enemigo desesperado, que tendrá que rendir cuentas, por permitir que los Castro despojaran a Venezuela. Por causar la ruina del país, por la corrupción, el narcotráfico, por el robo al tesoro nacional y por haber disparado contra su propio pueblo.

Demasiados delitos, muchos no prescriben y forman parte de los considerados crímenes internacionales, que acarrean la responsabilidad internacional del individuo. Los crímenes de agresión y la tortura cometida por agentes del Estado, son iguales a la piratería, la esclavitud, los crímenes de guerra, el genocidio, los crímenes contra la humanidad y el terrorismo.

Esta última fase la iniciamos multitudinariamente el 1 de septiembre, los lapsos serán cada vez más cortos, pronto comenzará la desbandada roja. El pueblo le perdió el respeto a Nicolás, no le tiene miedo, sabe que el final saldrá corriendo como lo que es.

Eso es válido para toda la camarilla, no se mostrarán sino escondidos detrás de guardaespaldas, milicias o colectivos. Perdieron el país, la calle y su tranquilidad, el pueblo ya tiene su estrategia, sabe que para tener éxito y salir de ellos, debe remover todo lo que está defendiendo el enemigo.

Estamos derribando sus fortalezas, le quedan instituciones corruptas con actuación inconstitucional, los esbirros cubanos y un sector corrupto y traidor de las Fuerzas Armadas. Ya no tiene votos ni gente, por eso avanzamos por la vía pacífica y con el apoyo mundial de las naciones democráticas.

Centremos nuestra lucha en derribar sus armaduras y declarar la victoria. Las últimas actuaciones del régimen son una ignominia, meter presos a periodistas, a líderes de la oposición, arremeter contra mujeres de edad avanzada, pretender aplastar un pequeño pueblo de Margarita, porque le dijo en su cara lo que pensamos todos. Para superar este oprobio solo nos queda luchar y luchar, porque no permitiremos más atropellos a la comunidad sin reaccionar.

Los disparates de Maduro son vergonzosos, con un país empobrecido por su culpa, continúa regalando el petróleo a La Habana, raspando la olla, pagando los abogados millonarios de sus narcosobrinos y derrochando los recursos para montar un show de 150 millones de dólares en Margarita, sin estatua incluida, a la que tendrán que ponerle “vigilancia eterna”, porque la justicia popular la derribará en cuanto tenga la oportunidad.

Conocíamos su escasa capacidad, pero a estas alturas del partido ya es cuestión de desvarío patológico, las imágenes de las estatuas de Lenin, Ceaușescu o Saddam Hussein derribadas por turbas enfurecidas, no le hicieron vislumbrar que la que erigió se asemeja a algo ya visto. Algún amigo debe quedarle, por lo menos

Cilia debería hablarle de la sabiduría de los clásicos y recordarle que “Los dioses ciegan a quienes quieren perder”,  esperamos sinceramente que su final no sea televisado como el de Hussein, ni en medio de chillidos como el de Elena Ceaușescu.

El pueblo venezolano rechaza lo que no es otra cosa que una agresión, no acepta más persecución, censura, ni opresión. El comportamiento del Gobierno con el chantaje de las bolsas de comida, demuestra como la escasez fue programada para manipularnos.

Maduro, el rechazo social se convirtió en algo personal, la gente lucha por su supervivencia, aunque las despidas del trabajo, sufre en carne propia tu desgobierno, está harto de hacer colas y de no conseguir lo que necesita, te sabe culpable de cerrar las fronteras para impedir soluciones. Tiene conciencia que estas rechazando la ayuda internacional, sin importarte los niños y los enfermos que están muriendo.

Estabas convencido que la decepción tan grande que producías iba a acabar con la voluntad del pueblo, con su capacidad de reaccionar. Te equivocaste al juzgar al venezolano, probablemente porque no los conoces, nuestro orgullo y nuestros valores tu no los compartes.

Tu forma de gobernar es malsana, al igual que tu “hermano” Cabello, ese engendro mefistofélico que te acompaña en el proceso de destrucción de Venezuela. Vuestra actuación es propia de alguien enfermo física o mentalmente, ustedes son nocivos para la salud del venezolano, se han rodeado de lo peor y ni siquiera saben cómo “salvar el pellejo”.

Un ejemplo de estas horas oscuras, la diste en inicios del 2016, cuando instalaste el Consejo Nacional de Economía Productiva y activaste 14 motores ante la emergencia económica, concluimos que te aconsejaron que ya era hora de producir. Apenas comenzaron, los motores se fundieron. Las estrellas eran: Luis Salas, ministro de Economía Productiva, solo duró un mes y Miguel Pérez Abad, ministro de Comercio e Industria, nombrado para sustituir al hermanito José David Cabello; Pérez Abad duró hasta agosto, le pasaron factura los radicales. 

No le perdonaron que, junto a otros que están en la mira, el ministro de Economía y Finanzas, Rodolfo Medina y el presidente de PDVSA, Eulogio Del Pino, hayan propuesto la unificación cambiaria, ya que el manejo de los dólares del país, resulta un negocio redondo que beneficia los que reciben dólares a tasa preferencial de 10 bolívares y los revenden en el Dicom a 650 o a 1000 en el mercado paralelo.

La otra “estrella” para acabar con la escasez era Emma Ortega, ministro para la Agricultura Urbana ¡No duró 15 días! Nicolás Maduro la destituyo por Twitter, ni siquiera tuvo oportunidad de cobrar su primera quincena. Para la historia quedará su pieza oratoria, dictada a gritos desde lo alto de un camión, “no somos ningún pueblo agüevoniado”, “Si un gringo se presenta, y tenemos un palo, palo hay que darle. Pero si tenemos un lapicero hay que puyarle los ojos, pisarle los cayos y espicharle las bolas. Somos un pueblo valiente. Somos los hijos de Bolívar”; seguro lo publicaran y formará parte de una colección que recién se inicia, con la publicación de un folleto contentivo de los discursos fundamentales de Maduro… en materia económica.

Semejantes publicaciones servirán en el futuro, para entender el escabroso y nocivo período de oprobio en que gobernaron los chavistas.

Una época signada por el conflicto y la violencia, donde se intentó dividir al pueblo venezolano, donde murieron 250 mil compatriotas. Una gran equivocación histórica será conocida como la época del doble discurso y la doble moral, tiempo de criminales, narcotraficantes y fracasados, derrotados por el pueblo venezolano.

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