Hay
Venezuela es un país emocional, un poco melodramático a veces. La racionalidad no es una de las primeras características de esta sociedad de “hermanos”, en la que el vínculo personal está por encima de cualquier norma formal establecida. En este contexto la aproximación irracional (y emotiva) a los hechos suele ser lo común, así la liberación de algunos de los presos políticos es vista como una demostración de la buena fe del Gobierno, al igual que hay quienes celebran que por fin el Gobierno está rectificando en materia de seguridad y “está poniendo orden” a partir de las llamadas OLP.
Sobre las últimas acciones del Gobierno hay varias hipótesis bastante creíbles que se pueden plantear. La primera de ellas, y tal vez más obvia, es que el Gobierno necesita ganar gobernabilidad, y para ello controlar la delincuencia organizada es clave. Estos grupos delictivos a los que se le ha declarado la guerra son potenciales focos de violencia contra cualquier gobierno, lo que afecta las posibilidades de ejercer control efectivo ante cualquier situación de inestabilidad. Por otro lado, estas bandas suelen operar en zonas populares, en las que eventualmente el votante pro gobierno pudiera “castigarlo” por la inseguridad que enfrentan día a día.
En cuanto a los presos políticos, su liberación es también una manera de intentar ganar gobernabilidad. En la medida que se baje la tensión política con los partidos de la oposición en esa medida se baja la polarización, esto permite que se mejore la imagen (nacional e internacional) sobre la capacidad de gobernar. Asimismo, más allá del cálculo político, detrás de la liberación de los presos pueden haber presiones internacionales (por el acuerdo EEUU-Cuba; por las dudas que se levantaron luego de la participación en la ONU sobre los Derechos Humanos; inclusive por presiones de China en relación al nuevo préstamo que hizo y su interés de un país más tranquilo).
Tal vez el Gobierno quiera ganar gobernabilidad para un año de mayor conflictividad social. Las razones pueden ser diversas, pero si algo ha recordado este año 2015 es que en Venezuela la estabilidad social y política depende de los precios del petróleo, y el año 2016 se pareciera vendrá con una caída de la demanda de crudo a nivel mundial y la incorporación de Irán al mercado internacional. Estos dos elementos sin duda harán que el precio del petróleo baje más.