La basura se “come” a San Francisco 

En San Francisco hay un basurero a cielo abierto en cada esquina. (Francisco Rincu00f3n)

Los container permanecen desbordados de desechos a lo largo y ancho del municipio sureño. El aseo urbano no visita algunos sectores desde hace más de dos meses. Enfermedades y métodos alternativos para deshacerse de los desperdicios cobran auge en el territorio

Luego de superar los límites de Maracaibo a través de la Circunvalación 1, una valla de importantes dimensiones da la bienvenida al municipio San Francisco, cuyo eslogan reza Construyendo una ciudad prospera y segura. Tan solo metros más adelante, cinco container divididos en ambos sentido, dan una “pequeña” demostración de “buena parte” de la cara que muestra el resto del territorio. 

Solo en ese espacio y separado por metros, la basura rebosa los contenedores y se esparce por el suelo. Incluso, a poca distancia de la Plataforma Tecnológica Comunicacional General en Jefe Almidien Moreno Acosta, con frecuencia se aprecia un basurero. Un recorrido por la municipalidad permite conocer la “realidad” que se oculta tras anuncios gubernamentales en medios de comunicación y permite constatar de primera mano el “calvario” que viven sus habitantes día a día, quienes “sobreviven” a la “pestilencia, desastre, enfermedades y abandono”.

Barriadas, urbanizaciones, iglesias, centros educativos e incluso lugares de entretenimiento y diversión no escapan de la “mugre” que “da la impresión” de que en San Francisco “hay un basurero a cielo abierto en cada esquina”. María Pérez, tiene más de 20 años viviendo en la localidad y, junto a su familia que habita una pequeña vivienda en la urbanización El Caujaro, es testigo silente del paulatino deterioro del servicio de aseo urbano.

Sin retorno

Francisco Fernández, dice estar “cansado” de tanta “indolencia” gubernamental y como los camiones compactadores pasan por las calles del barrio San Benito cada “cuatro semanas”, la basura se acumula frente a su casa y al no tener más espacio, debe “colgarla” en la cerca de ciclón, pero con frecuencia el peso de los desperdicios es tanto, que las bolsas ceden y se rompen, ocasionando que “todo se riegue y cause un desastre que trae ratas, gatos, perros y cucarachas”. 

Algunos vecinos trasladan sus desperdicios en los techos, maleteros, o colgando de los vehículos para arrojarlos en cualquier lugar. Otros pasan de casa en casa y ofrecen sus servicios para llevarse en camionetas, carretillas o hasta cargando en el hombro la basura. El “territorio liberado” dejo a un lado “a sus hijos”, quienes salen cada mañana con carretas o a pie a llevarse los sacos repletos de desperdicios que puedan para vaciarlos en basureros y luego venderlos en sus hogares.

Las moscas, diarreas y vómitos son tan solo alguno de los “martirios” que atormentan a los vecinos. Un “ejercito” de hombres, mujeres, gatos y perros invaden los espacios desbordados de desechos en busca de envases de plástico, prendas de vestir, objetos de valor e incluso comida para “aguantar el hambre y la angustia de no tener nada”.

Solo palabras 

El objetivo de ofrecer una “ciudad 100 % limpia”, bandera de la gestión de Omar Prieto, alcalde de esa jurisdicción, dista de la realidad si se toman en cuenta las quejas y reclamos de los vecinos. Un recorrido realizado por este rotativo, en varios sectores del municipio, constató que más de 40 container permanecen desbordados. 

Las responsabilidades no son compartidas y en diciembre de 2013 el alcalde dejó constancia de ello, cuando tras ser reelecto como máxima autoridad de la jurisdicción, aseguró que “no hay que echarle la culpa a Nicolás Maduro. No le vayan a echar la culpa de la basura al comandante Arias, aquí en San Francisco la culpa de que se recoja o no se recoja la basura es de Omar José Prieto Fernández, la tengo y la debo de asumir”. 

En la urbanización El Placer, San Felipe, El Perú, El Soler, El Caujaro, barrio Betulio González, Ma’ Vieja, La Punta, Monseñor Romero, urbanización San Francisco, La Coromoto, Sierra Maestra, entre muchos otros sectores, esperan que la “teoría gubernamental” sea llevada a la práctica y la basura no termine por “comérselos” o la gente por comerse la basura. 

 

 

 

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