La intervención del IMAU no evita que en Maracaibo “reine la basura”

El "desastre" a un costado del antiguo cine Avila "encochina" la vida. (Fotos: Ivu00e1n Lugo)

Tras cumplirse un mes de que el instituto pasara a manos de la Gobernación, los habitantes del municipio están “asqueados”

El sol reluce en Maracaibo, pero en sus calles la basura “sobresale” y la recolección no funciona como debería. La intervención, hace un mes del Instituto Municipal de Aseo Urbano (IMAU), que pasó de estar controlado por la Alcaldía a la Gobernación del estado, “no da solución a los problemas”, mientras que los desechos son testigos silentes de una situación que solo produce “quejas”. 

Sin pensarlo, María Torres, quien reside en Haticos, admite que todas las mañanas lleva junto a sus vecinos los desechos del día a un basurero a cielo abierto que se ubica en el sector 23 de Enero porque el aseo “nunca” pasa. Frente al Liceo Dr. Jesús Enrique Lossada, los envases plásticos, bolsas, papeles y animales muertos,  persisten en medio de los hogares y comercios, mientras que las personas comen y hurgan en ellos. 

En Puente España, La Limpia, 5 de Julio, Bella Vista, El Milagro, Veritas, Belloso, Los Olivos, La Curva de Molina y “cientos” de sectores más, la visión es “similar” y las imágenes “hablan por si solas”. José González dice que lleva más tres semanas sin ver un camión compactador por Delicias y solo llegan catarpilas que se “llevan el montón”, pero dejan el “reguero”. Para él, la situación está “peor” e incluso, se ven “obligados” a quemar los desperdicios. 

Sin patria 

Los murales de PDVSA y de partidos gubernamentales no impiden que la “mugre” haga de las suyas y su acumulación traiga consigo enfermedades, moscas, zancudos y malos olores. En la avenida Libertador, las pasarelas muestran una “cara sucia” y en las Pulgas reina tanto la “desidia como el abandono”.  

El pago de los vecinos a particulares a indigentes para que retiraran las bolsas de su frente se hizo frecuente, destinando hasta mil bolívares diarios para ese motivo. Ni La Chinita se “salvó” y diagonal a su templo, las cajas “pestilentes” permanecen inertes sin “ningún doliente”. El ambientalista Gustavo Carrasquel explica que más del 50 por ciento de la basura se genera en el hogar y “no existe una clasificación previa en la que se separen los desechos y mientras no se planifique, los problemas continuarán”. El “consumo desmedido” hace que la cantidad de basura y no de desechos “como debería ser”, varíe y existen “innumerables” vertederos a cielo abierto en los “que las personas lanzan todo”.  

Otra visión 

La intervención, que se extenderá por tiempo indefinido, surtió un “gran efecto” según José Méndez, habitante de Santa Lucía, que ve “todo limpiecito” y ya le “extraña” ver una “cajita en la calle”. Jairo Ramírez, secretario de Infraestructura de la Gobernación y miembro de la junta interventora del instituto, reitera que diariamente “recogen unas dos mil toneladas de basura” e intentan incrementar la frecuencia. “Todos los días estamos en la calle, incluso, donde hubo focos de violencia. El balance es positivo y podemos mejorar, pero ya los marabinos ven una ciudad más brillante”.

La perspectiva ciudadana, que de acuerdo a Ramírez cambió, se debe a que más de 50 camiones compactadores están en la calle junto a mil 800 personas que se encuentran desplegadas “día y noche”. Sobre lo que resta por hacer, admite que existen algunas deficiencias, pero trabajan para establecer horarios fijos y “brindar”  un servicio de recolección de basura integral. “Queremos que todo reluzca y salir de la involución anterior. Existe déficit, pero estamos avanzando. Hacemos un llamado a la conciencia ciudadana”. 

Los dimes y diretes, promesas, logros y palabras, “no solventan” la “crisis” que viven los marabinos, que  lidian con la “peste y la porquería”, mientras que la basura curte sus vidas. 

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